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San Martín de Porres, una vida de humildad y milagros

MARTIN DE PORRES
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Dolors Massot - publicado el 03/11/20 - actualizado el 03/11/23
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El primer santo de Perú, mulato, humilde y extraordinario taumaturgo, dedicó su vida a hacer el bien a los demás por amor a Dios

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Nació en Lima (Perú) en 1579. Era hijo bastardo del español Juan de Porres y la mulata Ana Vázquez; vivió en la estrechez económica hasta que su padre los reconoció a él y a su hermana como hijos.

Aprendió el oficio de barbero y trabajó como ayudante de médico, en donde ayudaba a los pobres que no podían pagar.

Ingresó en la Orden de Predicadores como hermano lego, el último en la escala jerárquica, y se dedicó al mantenimiento del convento, de aquí su nombre popular: Fray Escoba.

Caridad de puertas abiertas

Allí seguía curando enfermos y más de una vez los acogió en su celda, por lo que recibió alguna reprimenda, pero él subrayaba: "La caridad tiene siempre las puertas abiertas, y los enfermos no tienen clausura".

Fundó un asilo para cuidar y evangelizar a pobres y enfermos, y al mismo tiempo, levantó la Escuela de Huérfanos de Santa Cruz. Era muy devoto de la Eucaristía, asistía a Misa a diario y pasaba noches en vela ante el Santo Cristo. Se le vio en éxtasis y le reconocieron el don de la bilocación.

Descansa en Lima

Dios le comunicó el día en que iba a morir y así fue. Falleció el 3 de noviembre de 1639 a causa de una leve fiebre. Sus restos descansan en la Capilla de Santa Rosa de Lima, en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima.

San Martín de Porres es patrón de barberos y peluqueros; también de las personas mulatas, de los problemas interraciales, la banca, la sanidad pública y la educación pública.

Oración a San Martín de Porres

SAINT MARTIN DE PORRES

En esta necesidad y pena que me agobia acudo a ti, mi protector san Martín de Porres.

Quiero sentir tu poderosa intercesión. Tú, que viviste solo para Dios y para tus hermanos, que tan solícito fuiste en socorrer a los necesitados, escucha a quienes admiramos tus virtudes.

Confío en tu poder para que, intercediendo ante el Dios de bondad, me sean perdonados mis pecados y me vea libre de males y desgracias.

Alcánzame tu espíritu de caridad y servicio para que amorosamente te sirva entregado a mis hermanos y a hacer el bien.

Padre celestial, por los méritos de tu fiel san Martín, ayúdame en mis problemas y no permitas que quede confundida mi esperanza.

Amén.

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