El peluquero además ejerce en la práctica difícil, casi un arte, de escuchar al cliente: Personas de varias edades y categorías sociales
El papa Francisco pidió a los peluqueros que por encima de todo, practiquen su profesión con un estilo cristiano, tratando a los clientes con amabilidad y cortesía, y siempre ofreciéndoles una palabra buena y alentadora, evitando ceder a la tentación del chisme y de la murmuración.
Lo dijo este lunes 29 de abril de 2019 en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano. El Papa recibió al Comité de Peluqueros de San Martín de Porres, que reúne a los trabajadores del rubro: peluqueros, peinadores, estilistas y profesionales dedicados a la estética en varias regiones de Italia.
Con una amplia tradición iniciada en las barberías que se pasaban de generación en generación, estos trabajadores cierran sus negocios el lunes, día habitual de descanso de su categoría.
Así, 260 representantes del rubro han organizado una peregrinación a Roma para rezar ante las tumbas de los apóstoles y encontrarse con el Sucesor de Pedro.
El Pontífice destacó que los peluqueros italianos hayan escogido como signo religioso de su asociación la figura del santo peruano Martín de Porres (1579- 1639), canonizado en 1962 por el Papa Juan XXIII y que fue un fraile de la orden de los Dominicos, el primer santo mulato de América.
Un santo conocido también como “el santo de la escoba” por ser representado con una escoba en la mano como símbolo de su humildad.
La historia de san Martín de Porres, “testigo constante de los valores cristianos”, tiene un nexo inesperado con el oficio del peluquero y de la salud, como destacó Francisco. “Él, siendo mestizo, fue aceptado en la Orden..solo como terciario y luego como hermano cooperador”.
El santo peruano “aceptó esta condición, experimentando una existencia de máxima humildad, irradiada por el amor. Se dedicó con dedicación a los pobres y a los enfermos, reservando su atención médica a ellos, gracias a las nociones que aprendió primero en una farmacia y luego como estudiante de un peluquero/cirujano, según la costumbre de ese tiempo”, añadió.
El Papa invitó a los peluqueros a seguir el estilo de San Martín de Porres a ser amables y tratar cristianamente a cada cliente. “Cada uno de ustedes, en el desempeño de su trabajo profesional típico, siempre puede actuar con rectitud, contribuyendo así positivamente al bien común de la sociedad”.