Según una inscripción de 1076, Frutos nació alrededor del 642 y murió a los 73 años. Hay poca información segura sobre su vida.
La leyenda dice que Frutos nació en el seno de una familia rica, que tenía dos hermanos, Engracia y Valentín, y que sus padres tenían profundas convicciones cristianas que supieron inculcar a sus hijos.
Los padres murieron dejando una gran herencia a los tres jóvenes. Tantos bienes provocaron vicios, maldades, desenfrenos y envidias en su entorno.
Por esta razón y por el gran amor que Frutos tenía al Evangelio, se propone un cambio radical de vida. Decide donar todos los bienes a lo pobres e irse a vivir en una cueva en las solitarias montañas de Segovia.
Sus hermanos inmediatamente secundaron su idea y encontraron otras dos ermitas separadas para poder estar en soledad y dedicar el tiempo de su vida de modo definitivo al trato con Dios.
Se dice que los animales feroces obedecían a san Frutos como si fueran seres razonables.
En la Vidas de los santos de A. Butler, el jesuita Herbert Thurston dice que Frutos murió en paz sobre su observatorio de eternidad hacia el año 715, poco después de la invasión de los árabes.
Intervino de alguna manera para convertir a algunos mahometanos que se aproximaron a su entorno y defendió a grupos de cristianos que huían de los guerreros invasores.
En cambio, su hermano y su hermana perdieron la vida a manos de los invasores. Frutos fue sepultado en un pequeño santuario al que inmediatamente comenzaron a acudir los fieles cristianos de los alrededores.
Alfonso VI de Castilla cedió aquella capilla con sus terrenos a Fortunio, abad de Silos, en la diócesis de Burgos, en el año de 1076 y, en el curso de los veinte años siguientes se edificó en el lugar una nueva iglesia, consagrada el año 1100, y que aún existe.
Patronazgo
San Frutos es patrono de la diócesis de Segovia.
Lugares de culto
Los restos mortales de los tres hermanos fueron trasladados en el siglo XI a la antigua catedral de Segovia. Con el tiempo no se supo más de las reliquias hasta que el obispo de Segovia Juan Arias Dávila, en el siglo XV, ordenó su búsqueda teniendo en cuenta la tradición que aseguraba que estaban enterrados allí en alguna parte del templo.
En la actualidad las reliquias se encuentran en la localidad de Caballar, donde se celebra la festividad de "Las Mojadas".
Oración
Esta oración surge a partir de un milagro realizado por san Frutos: cuando los musulmanes llegaron hasta las Hoces del Duratón, y las poblaciones cercanas utilizaron los salientes de las rocas para refugiarse.
Queridísimo San Frutos:
danos agua, por favor,
tú que estás en la avenida
del gran río Duratón.
Los embalses amenguaron.
El cielo no se cayó.
Quedamos a tus órdenes.
Ruega a Dios por nos
ahora y en la hora
de nuestra defunción.
Amén.