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Cornelio era un centurión de la cohorte II Italica Civium Romanorum, también llamada Cohors Italica en la Vulgata.
Se encontraba destacado en Cesarea Marítima, la capital de la provincia romana de Judea (actualmente en ruinas entre Tel Aviv y Haifa).
Conocemos la historia de san Cornelio por la narración del capítulo 10 de los Hechos de los Apóstoles, en el Nuevo Testamento.
Se dice que era un “hombre piadoso y temeroso de Dios, lo mismo que toda su familia”. Tenía rectitud de corazón y Dios escuchó su oración de búsqueda.
Un día, Cornelio tuvo una visión en la que Dios le ordenó ir a buscar a “Simón, llamado Pedro”, que estaba en Jope. Para ello, mandó a dos servidores y a un soldado piadoso.
Allí se encontraba, efectivamente, Simón Pedro. Este a su vez, había tenido una visión que no sabía cómo interpretar.
Se le habían aparecido un mantel y animales sobre él, y la voz de Dios le había dicho: “Mata y come”.
Él no comprendía qué debía hacer, porque ejecutar eso al pie de la letra habría sido una acción impura para un judío. Pero la voz de Dios le había señalado:
Por su parte, al llegar los enviados de Cornelio a su casa, el Espíritu Santo habló a Pedro, que estaba rezando en la terraza:
Los emisarios le dijeron que su señor, Cornelio, quería que fuera a su casa “para escuchar tus palabras", tal como le había indicado un ángel.
Pedro comprendió entonces que Dios lo llamaba a evangelizar también a los gentiles (los no judíos). Al día siguiente partieron los cuatro hacia Cesarea.
Al llegar Pedro a casa de Cornelio, este se echó a sus pies y lo adoró. Dicen los Hechos que “había reunido a su familia y a sus amigos íntimos”, dispuesto a compartir con ellos algo trascendental para sus vidas.
Pedro le ordenó inmediatamente que se levantara y dijo:
Pedro y Cornelio entonces entraron en conversación y el centurión le contó lo que había experimentado: que Dios había escuchado su oración y que debía acudir a san Pedro.
Pedro, ya convencido entonces de que su visión tenía un sentido evangelizador y universal que superaba la Ley de Moisés, dijo:
Cristo ya no era solo para el pueblo de Israel sino para todos.
El Espíritu Santo se posó sobre todos los que estaban allí, fieles de origen judío y gentiles. Y Pedro afirmó:
Y así fue como se bautizó a los gentiles y se comenzó la evangelización de los no judíos.
De ahí que a san Cornelio, el centurión, se le considere el primer gentil bautizado en la historia de la Iglesia.
La fiesta de san Cornelio se celebra el 20 de octubre.
San Cornelio, ayúdame a seguir tu ejemplo a diario.
Haz que busque a Dios con rectitud de corazón
y que este criterio impregne mi modo de vivir,
mi toma de decisiones y mi horizonte.
Que Dios sea la meta de mis días y de mi vida entera.
Ayúdame a que sea una persona de oración
y que eso se note en mi comportamiento
coherente con la fe.
Haz que haga partícipes de la alegría de ser cristianos
a mi familia y a todas las personas
a las que tengo oportunidad de conocer
a través de mi trabajo y mis relaciones sociales.
Haz que siempre esté agradecido/a
por haber recibido la gracia del bautismo
y que haga rendir mis talentos al servicio del Señor.
Haz que ame siempre a la Iglesia y al Papa, sucesor de san Pedro.
Amén.
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