Mientras algunas estaciones de televisión tuvieron que parar, despedir empleados y restringir costos, este medio de la Iglesia católica colombiana se convirtió en la compañía y el apoyo de millones de creyentesPersonas con intenciones suicidas, adultos mayores en soledad, víctimas de violencia en sus hogares, médicos enfrentados al coronavirus, mujeres cabeza de familia, jóvenes y muchos sacerdotes, encontraron en la programación de este canal el respaldo que no tenían en sus casas o actividades.
“Yo estaba muy mal y ustedes fueron los únicos que me acompañaron”, es el testimonio que cientos de personas han dejado en las líneas telefónicas y en redes sociales del canal durante los más de seis meses transcurridos desde que el coronavirus llegó a Colombia.
“Esta pandemia produjo un descuadre a todo nivel y sabemos que nuestra programación fue una ayuda decisiva para quienes han vivido situaciones realmente difíciles”, dijo en entrevista con Aleteia el padre Ramón Zambrano Echeverry, director de Cristovisión.
“El Señor nos estaba preparando”
Cristovisión es una plataforma de comunicación de la Iglesia en Colombia y es el canal nacional católico que se puede sintonizar en todos los grandes cableoperadores y en más de 440 pequeñas empresas de cable del país.
Continuar evangelizando 24 horas diarias fue posible porque el Señor los había ido preparando, afirma este sacerdote diocesano. “Tengo que alabar a Dios porque en una situación tan compleja, especialmente en los primeros meses, nos ajustamos rápidamente y nunca dejamos de operar. El Señor nos estaba preparado, lo digo con humildad, y por eso el alcance en esta crisis fue acertado y eficaz”, recalca el padre Zambrano Echeverry al repasar los datos que demuestran el ascenso de Cristovisión.
El equipo técnico, administrativo, de contenidos, así como los voluntarios, está continuamente planeando, analizando y afinando la programación y la tecnología, en sintonía siempre con la audiencia y esto, según los directivos, permitió enfrentar una emergencia generalizada para la que nadie estaba preparado.
Aparte de que los trabajadores y colaboradores “sintieron una unción muy fuerte para continuar con la tarea evangelizadora”, y al principio de la pandemia ajustaron los contenidos para acompañar más a los televidentes y aumentar los espacios de oración, se decidió establecer el teletrabajo. Además se adaptaron estrictos protocolos de bioseguridad para quienes debían ir a los estudios de emisión.
“Esto implicó que nuestros acentos pastorales y de acompañamiento fueran de más espiritualidad y esperanza, seguir mostrando la acción social de las diócesis colombianas y la transmisión del magisterio del papa Francisco, que ha sido magnífico en estas circunstancias”, agregó el padre Ramón.
Los resultados confirmaron que la gente estaba necesitando apoyo espiritual. En la pandemia se han recibido en promedio 125 mil llamadas al mes y en la red social Facebook, por ejemplo, entre abril y septiembre se registraron más de 36 millones de impresiones, es decir, las veces que ha estado el canal en un dispositivo. Según las métricas de Cristovisión se evidenciaron más seis millones de reproducciones de sus videos y en general se confirmó un crecimiento del 245%.
Evangelizando en 20 países
Quienes trabajan en Cristovisión aseguran que este ha sido un verdadero fenómeno porque además llegan a personas de todas las edades y condiciones sociales y a 20 países gracias a plataformas satelitales, con grandes audiencias en Perú, Estados Unidos y España.
También se demostró en esta pandemia que los medios de comunicación son fundamentales para la evangelización y la televisión sigue llegando con gran fuerza a los hogares colombianos, donde las redes sociales y el manejo de las plataformas digitales aún no son fuertes en todos los estratos. Esto se explica también porque no todas las familias cuentan con buenos planes de internet, carecen de dispositivos adecuados para acceder a las transmisiones o la cobertura de la señal es deficiente en muchos lugares.
“Antes todos decían que los medios eran necesarios en la evangelización pero cuando de la noche a la mañana las iglesias se cerraron y todos estaban encerrados en su casas, pudimos comprobar que lo único que había era la televisión y las redes sociales para quienes tenían las destrezas y los medios para acceder a ellas”, asegura Zambrano Echeverry.
A través de estos medios, las familias se han podido unir a eventos especiales como la rogativa al Señor Caído, símbolo de la ciudad de Bogotá, que bajó del cerro de Monserrate y durante varios días de agosto recorrió las diócesis de la capital colombiana para pedir por el fin del coronavirus. Esta visita fue transmitida en directo por Cristovisión.
Gracias a esta iniciativa de monseñor Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá, millones de personas estuvieron conectadas, orando en una piedad absoluta.
“Me conmuevo cuando veo cómo la gente participa con el corazón en la mano, cómo manifiestan esa necesidad de Dios y cómo le hablan a través de Cristovisión al Señor Caído de Monserrate o a Nuestra Señora de Chiquinquirá y cómo expresan el cariño a Nuestro Señor en la Eucaristía”, relata a Aleteia el sacerdote que dirige el canal desde su creación, en 2008.
Transformación espiritual
Tal vez el mayor reto fue para el propio padre Ramón, quien vive al lado de la sede del canal y no dejó de trabajar presencialmente ahí, al mismo tiempo que debía cuidar a su familia.
“El reto para mí fue triple porque al cerrarse la catedral Santiago Apóstol que es mi parroquia, me tocó ser el párroco de Cristovisión desde la mañana hasta la noche y cuidar a mi mamá, que tiene 84 años, y a un hermano de 64 años con una enfermedad que requiere mucha atención. Ellos viven conmigo y debía darles tranquilidad mientras lideraba al equipo y daba tranquilidad a millones de cristovidentes”, término con el que el canal llama cariñosamente a su audiencia. Por esas circunstancias el sacerdote reitera que alaba al Señor “porque me ungió de una manera muy especial en tan difíciles circunstancias”.
El padre Ramón asegura que lo vivido en estos seis meses le ha permitido tener un crecimiento espiritual muy fuerte: “Mi vida se ha transformado positivamente en un profundo deseo de santidad a través de la misión espiritual que el Señor me ha encomendado”.
Y ha tenido momentos tan conmovedores cuando, en una jornada de reconciliación entre la comunidad y la Policía después de hechos de violencia en Bogotá en los que policías causaron la muerte de un ciudadano, un niño de escasos seis años llamó, pidió que no hubiera peleas y agregó: “Yo rezo todos los días para que mi papá, que es policía, llegue sano y salvo a casa”.
Con esa misma emoción y compromiso que ha liderado el canal, continuará evangelizando en medio de la pandemia del coronavirus, que aún no termina, para que más y más personas puedan “Ver el mundo con los ojos de Jesús”, como dice el eslogan de este medio que debido a la pandemia también fue sintonizado por primera vez por muchos televidentes.
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