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Venezuela: Parravano, el obispo que “mete los pies al barro”

VENEZUELA
Ramón Antonio Pérez - publicado el 15/09/20

Se vuelca en ayudar a los afectados de “El Limón”El obispo de Maracay, informó que Caritas fue activada para recibir y distribuir la ayuda para los afectados del río “El Limón”. Comentó el hecho de que el Santo Sepulcro se mantuviera sin daños deja una enseñanza: confiar en el Señor porque él nunca nos va a abandonar*

El miércoles 9 de septiembre, en horas del mediodía, monseñor Enrique José Parravano Merino, obispo de la Diócesis de Maracay, mostraba preocupación por las torrenciales lluvias que caían sobre el estado Aragua, en Venezuela. Estaba consciente de que si estas persistían de podría desbordar el río “El Limón” y sus torrentes de agua, lodo, piedras y trozo de madera destrozarían todo a su paso, como ocurrió el 6 de septiembre de 1987.

La tragedia nuevamente se presentó y la misma noche del 9 de septiembre, Parravano emitió un comunicado detallando que seguía “muy de cerca estos acontecimientos” y se solidarizaba “con todas las familias que puedan verse afectadas por estos hechos”.

Desde entonces inició una campaña para recolectar comida, enseres y medicamentos. Él mismo ha visitado en varias ocasiones el lugar de los hechos, especialmente las adyacencias de la capilla “La Santa Cruz” que quedó averiada por el deslave.

Hasta la tarde de este lunes 14 de septiembre, los temores del obispo de Maracay, se transformaron en cifras contundentes: “244 familias afectadas; 194 viviendas dañadas; y 752 personas, de las cuales el 40% son menores de 15 años*”, según datos conocidos por la diócesis de Maracay. Esto, sin contar que “todavía hay zonas de la comunidad que no se han censado”, informó el periodista diocesano “Pepe” Carreño.

“No se olviden de la solidaridad y de hacer el bien”

El domingo 13 de septiembre, Parravano volvió a la capilla y estuvo repartiendo entre los vecinos afectados, bolsas con alimentos que llegaron como donación del grupo “Coromoto 2020” de la Arquidiócesis de Caracas, fundado en honor a la Virgen de Coromoto y dedicada a la ayuda social, explica en un video enviado a Aleteia.

“En el mismo momento que hemos conocido de la situación difícil que se ha presentado en este sector a causa de las torrenciales lluvias, mi corazón ha estado aquí entre ustedes”, les dijo a los vecinos. “El Señor ha escuchado nuestra oración, porque gracias a la solidaridad y a la ayuda de tantas personas, hoy podemos entregarles algún detalle que pueda ayudar a vivir estos momentos difíciles, por los cuales pasan un buen número de familias y personas de esta comunidad”, expresó, alentando la esperanza cristiana.

El día de las torrenciales lluvias, el comunicado de monseñor Parravano hizo un llamado “a todos los creyentes en Cristo a unirse en Oración (…) rezando juntos en familia el Santo Rosario e implorando a Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela, para que se aplaquen las lluvias y para que todos sientan el consuelo que nos ofrece Dios y se afiance la esperanza en la misericordia del Señor”.

¿Dónde resguardaron al Santo Sepulcro?

Como se recordará, uno de los hechos que llamó la atención en esta zona afectada fue que el Santo Sepulcro de Capilla La Cruz -no sufrió daños a pesar de que los torrentes de agua lo movieron desde el lugar que ocupaba en el recinto.

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“No sabemos cómo ocurrió, pero la imagen terminó en la entrada principal, pero estaba intacta”, dijo el seminarista Jonatan Cabrera, según los reportes locales del día 10 de septiembre. El futuro sacerdote informó que el Santo Sepulcro fue trasladado a la casa de Brianny Moran en la calle El Porvenir donde permanecerá hasta nueva información, ratificando que los feligreses del lugar se encargaron de ponerlo a salvo.

Sobre este extraordinario hecho que llamó la atención de los medios de comunicación y generó mucha sensibilidad entre los creyentes, monseñor Enrique Parravano, expresó lo siguiente: “Que el Santo Sepulcro haya quedado intacto, ante esta avalancha de palos, de piedras, que ayer tuvimos, se mantenga ahí, también es una manifestación del Señor que nos quiere decir que confiemos en él que nunca nos va a abandonar”.

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