Una zona de Venezuela entre el lodo y la esperanza en medio de un gesto impactante de sus habitantes cuando se inundó la capillita En pleno centro norte del mapa de Venezuela está el estado Aragua, casi pegadito a Caracas aunque se toma su buena hora y media para llegar a la capital, Maracay. Tierra de gente cantarina –se les conoce por su tradicional movimiento de canto coral- y de fe en su Cristo y, como toda región de Venezuela, en su Virgen.
También se les conoce por la proliferación de ríos y cascadas en el territorio. El más famoso, el río Limón es grato y apacible, pero cuando las lluvias arrecian puede salir de su cauce y llevarse por delante lo que encuentre a su paso. Estos días, la gente de “El Limón”, como cariñosamente se les llama, se vio en un nuevo trance. Desbordamiento, inundación, barro, casas, comercios, todo sepultado bajo lodo y piedras.
Hay una pequeña capilla, conocida como la capilla Santa Cruz, la más antigua del sector, ubicada en plena avenida principal de “El Limón”. Allí, al lado de un conocido callejón, se alza la capillita y el río le pasa justo al lado, en uno de sus cauces.
La capilla se inundó completamente y la gente, con sus viviendas, enseres y autos en peligro, corrió a sacar la imagen del Cristo para rescatarla del desastre. “¡Primero el Cristo!”, decía la gente y corrieron al rescate. En realidad, se trata de una imagen del Santo Sepulcro.
33 años después
Hace 33 años, esa capillita sufrió una situación similar, un 6 de septiembre cuando se produjo la ya famosa tragedia de “El Limón” cuando prácticamente todo queda bajo el barro. Septiembre es un mes duro y peligroso desde el punto de vista climático, al menos por estos lados. De nuevo, este mes nos trae problemas serios para la buena gente de “El Limón”.
“La avenida principal quedó completamente llena de escombros, nos dice Luis Carlos Solorzano, reconocido líder social del estado. No pude llegar a pesar de que quería ir a dar una mano. A una cuadra vive mi familia y también yo, lo hice buena parte de mi vida”.
La capilla se llama De la Santa Cruz y “El Limón” es la capital del municipio Mario Briceño Iragorry, el cual tiene dos parroquias, una de ellas el lugar preferido por el río. La capillita sirve a toda esa zona que se conoce como El Piñal. No es muy grande, caben unas 40 personas pero la comunidad la ama. De la capillita llena de escombros, salió el santo que rescatan en hombros los vecinos.
“Lo rescataron intacto, ni siquiera un poquito de lodo tenía encima…igual que hace 33 años”.
Una curiosa serenidad
Minucha Castillo, hija del reconocido historiador venezolano Lucas Guillermo Castillo Lara, vive en la zona. No le afecta lo del río pues ella y su familia viven resguardados en una zona alta. No obstante, es doliente de la capillita por tener raíces en el lugar.
“La capilla no quedó completamente sepultada pero parte de sus laterales están bajo el barro. Dentro es donde el panorama duele más pues está destrozado todo menos el Altar. Las personas ayudaban a palear el barro ayer por la tarde y lograron sacar las imágenes, entre ellas, el famoso Sepulcro de Vidrio con la imagen de Jesús adentro. Proteger esas imágenes era la prioridad”, expresó.
Una de las aristas más duras de la tragedia ocurrió al frente de la capilla, donde las casas ubicadas allí fueron irremediablemente arrastradas por el deslave que corría por su margen izquierdo y ahora lo hace por el derecho.
La gente está pidiendo ayuda, insumos de primera necesidad, comida no perecedera, ropa de cualquier talla, calzado y medicamentos. Pero hay una curiosa serenidad en la población, una sensación de paz que parece venir de la seguridad de que su Cristo fue rescatado y de que tenerlo del lado salvo es una garantía de que sigue allí, cuidándolos y protegiéndolos como lo ha hecho desde tiempos inmemoriales.
El rescate ha sido doble: la comunidad rescató a su Cristo y ella se siente protegida por Él. Allí está, allí sigue, intacto por la acción temprana y pronta de los lugareños.
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