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La transmisión de las fiestas de la Virgen de la Caridad del Cobre, ¿abrirá una nueva era en Cuba?

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Jaime Septién - publicado el 10/09/20
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Cuba ha tenido una transformación muy lenta, casi imperceptible, al derecho humano de libertad religiosa, el camino para lograr la paz, como intituló su mensaje para la celebración de la XLIV Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2011), el Papa Benedicto XVI.

En esa ocasión, el Papa escribió: “En efecto, en la libertad religiosa se expresa la especificidad de la persona humana, por la que puede ordenar la propia vida personal y social a Dios, a cuya luz se comprende plenamente la identidad, el sentido y el fin de la persona”.

Y agregó algo más que fue parte medular de su viaje pastoral a Cuba un año más tarde (2012): “Negar o limitar de manera arbitraria esa libertad, significa cultivar una visión reductiva de la persona humana, oscurecer el papel público de la religión; significa generar una sociedad injusta, que no se ajusta a la verdadera naturaleza de la persona humana; significa hacer imposible la afirmación de una paz auténtica y estable para toda la familia humana”.

El gesto del día de la Natividad de la Virgen

En Cuba se celebra cada 8 de septiembre, el día en que la Iglesia Católica recuerda la Natividad de la Virgen María, a la patrona de la isla caribeña: la Virgen de la Caridad del Cobre. Por primera vez, desde que el movimiento liderado por Fidel Castro Ruz (y ahora por su hermano Raúl) se hizo del poder (1959), la televisión cubana transmitió (en diferido) la solemne Eucaristía celebrada en el Santuario del Cobre, localidad cercana a Santiago de Cuba.

El despacho de la Agencia Fides, señaló que los acontecimientos religiosos –incluido éste, tan significativo para los fieles que, contra viento y marea han persistido en su fe católica—“nunca han sido transmitidos por los medios gubernamentales, por lo que este gesto se ve como el comienzo de una nueva era”.

La Misa en la Basílica del Cobre fue presidida por el arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García, y retransmitida el 8 de septiembre por la noche por uno de los canales gubernamentales de televisión. Cabe señalar que la televisión cubana fue nacionalizada el 6 de agosto de 1960. Desde entonces a la fecha, la religión católica prácticamente desapareció de sus contenidos.

La justificación que hubo detrás de este “gesto comunicativo” tiene que ver, directamente, con la pandemia de Covid-19 y la necesidad de que los fieles no acudieran al Santuario de la Virgen del Cobre, para evitar el contagio masivo del coronavirus. Cabe señalar que en La Habana, capital de la isla, las autoridades han decretado, desde el 2 de septiembre, por 15 días, toque de queda, por lo que los ciudadanos no pueden salir de sus casas entre las 7 de la tarde y las 5 de la mañana.

Se abre una puerta

Quizá sea solamente la pandemia, quizá no. El propio arzobispo de Santiago de Cuba había avisado con anticipación que en la celebración de la patrona de Cuba se adoptarían las medidas pertinentes para evitar la propagación del virus. Sin embargo, la emisión de la Eucaristía –y las transmisiones en radios provinciales de las oraciones propias de la fiesta principal de los cubanos—hace pensar que la puerta de la libertad religiosa se está abriendo.

De hecho, el pasado mes de abril, debido al confinamiento al que fue sometida la población a causa del brote de coronavirus, el Gobierno autorizó que los obispos cubanos, a través de los medios oficiales de comunicación, pudieran hacer públicas las liturgias de la Semana Santa, una medida sin precedentes en el país.

Pero el gesto de la retransmisión en diferido de la Misa de la Virgen de la Caridad del Cobre, fiesta central en el calendario litúrgico de la isla desde que fue nombrada Patrona de Cuba en 1916 por el Papa Benedicto XV, es un acontecimiento coyuntural que puede convertirse en algo muy importante: el camino hacia la paz.

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