La entrega de 50 termómetros que serán distribuidos para el combate al coronavirus en una de las zonas más complejas del país sudamericano Ubicada al norte del país, lo que sucede en la localidad (departamento) de Rivera puede ser considerado como uno de los grandes desafíos para Uruguay –elogiado a nivel internacional por su manejo de la pandemia- en su lucha contra el coronavirus.
Es que se trata de una zona limítrofe con Brasil, epicentro del COVID-19 en América Latina, donde impera lo que se conoce como “realidad binacional” en cuanto al fluido ida y vuelta de personas a través de la frontera seca con la brasileña Santana do Livramento.
En ese sentido, el “portuñol”, mezcla de español con portugués, es un sello distintivo de la zona a la hora de la comunicación.
No en vano, uno de los sitios más emblemáticos es la Plaza Internacional, símbolo de la integración entre dos ciudades acostumbradas al intercambio comercial, pero también laboral, recreativo y hasta religioso (aspecto no menor ya que uno de los primeros brotes detectados de coronavirus en el lugar se debió a una “reunión religiosa”).
Es por todo esto que las las bondades de la vida binacional, en tiempos de coronavirus, también se transforman en amenazas, pues desde que estalló la crisis sanitaria en la región imperan fuertes controles, recomendaciones de distanciamiento físico, además del uso constante de medidas de higiene.
Todo esto convierte a Rivera en “punto caliente” debido al surgimiento de diversos brotes. Por ejemplo, hasta este 20 de agosto se registraban 36 casos activos de coronavirus, siendo cuatro los fallecidos desde que estalló la pandemia (106 casos en total y 63 recuperados).
En Uruguay, desde el pasado 13 de marzo, se han registrado hasta el día de hoy poco más de 1500 casos positivos y 41 personas fallecidas.
En los últimos días, incluso, se inauguró en Rivera un laboratorio para análisis COVID-19 (para mejor capacidad de testeo) con el énfasis puesto –tal cual lo refleja la postura que ha tomado Uruguay- en la libertad responsable de las personas que va de la mano con el seguimiento de los nexos epidemiológicos y el aislamiento de los casos positivos.
El presente de Francisco
“Es una ofrenda del Santo Padre Francisco para el cuidado de nuestro pueblo (…) Él es parte de esta humanidad y a su vez también dispensador de la caridad de parte del Señor, así entonces, hacemos entrega para que usted disponga de ellos en los sitios de mayor necesidad. Que sea todo para favorecer y en bien de nuestro pueblo que es el sentir de aquel que lo ofrenda, Su Santidad el Papa Francisco”.
Con estas palabras, reproducidas por la Conferencia Episcopal de Uruguay, el obispo de Tacuarembó, Pedro Wolcan, hizo entrega en el Hospital de Rivera de 50 termómetros enviados por el papa Francisco a través del nuncio Apostólico en Uruguay, Martin Krebs.
El encargado de recibir la donación fue el director departamental de Salud de Rivera, Carlos Sarries, quien recibió de buena manera la donación y se comprometió –prosigue la nota de la Iglesia en Uruguay- a entregarlos efectivamente en los lugares que sean más efectivos y oportunos.
De esta manera, la “caricia” del papa Francisco, la misma que se ha venido dando en otros países de la región con otras donaciones, también se hace latente en Uruguay. En este caso para favorecer uno de los “puntos más complejos” del país –junto a la capital Montevideo debido a su densidad de población- en cuanto al coronavirus.
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Pero también como gesto que ayuda a visibilizar a una localidad que es sinónimo de integración y sitios emblemáticos como el Valle del Luranejo para los amantes del ecoturismo; Minas de Corrales, lugar cargado de historia en cuanto a la actividad minera y hasta de espacios religiosos relevantes como la Parroquia Inmaculada Concepción.
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