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¿Qué medidas deberían tomarse ante las profanaciones de iglesias?

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Vicente Jara - publicado el 24/07/20
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Una guía para diócesis y parroquiasMuchas diócesis del mundo y comunidades religiosas vienen haciendo amplias mejoras en su protocolo de actuación de cara al sacrilegio y profanación de sus ámbitos sagrados. Ese es el camino en el que hay que seguir avanzando.

Ofrecemos a continuación una serie de puntos que no pretenden ser más que un inicio o continuación para todas ellas, las cuales deberán ir discutiendo, mejorando, desarrollando y aplicando en sus circunstancias concretas, para cada lugar y ámbito religioso.

1. Las iglesias y demás recintos sacrales no deben ser lugares fáciles para el robo, el vandalismo y la profanación, y mucho menos parecerlo. Cuidar los ámbitos aislados y las zonas poco iluminadas, los accesos fáciles y resguardados de la vista de cualquiera. Dificultar la entrada en puertas, ventanas y cualquier otro acceso al recinto.

2. Nunca caer en el extremo contrario de convertir en una cuasi-fortaleza los lugares sagrados o cerrar a cal y canto cada puerta del recinto. Si bien en cada caso habrá que distinguir las acciones más adecuadas a tomar.

3. Mantener un adecuado control de las llaves de acceso y quiénes son las personas poseedoras de las mismas.

4. No olvidar nunca que a pesar de que pudieran existir a veces objetos de gran valor histórico o cultural en el recinto sagrado, lo primero y principal en valor es el Cuerpo de Cristo en las Formas Consagradas. Lo demás es secundario, absolutamente secundario.

5. Se ha de tener un pequeño informe o documento que recoja el nivel de riesgo del recinto, y detalle qué objetos son valiosos o al menos qué objetos pueden despertar la codicia de los ladrones y profanadores. Aquí estaría también el inventario de objetos de arte que ya algunos países a través de sus Ministerios de Cultura o similares vienen solicitando a cada diócesis, conferencias episcopales y comunidades religiosas. Este informe debe determinar los lugares más fáciles y más difíciles de acceso al templo o recinto, conociéndose los puntos más débiles de cada lugar. Un elenco de fotografías y datos generales de cada uno de los objetos son de gran utilidad en el caso de robo y de recuperación.

6. En referencia a la seguridad sobre bienes artísticos e históricos de alto valor, no difíciles de ser sustraídos, en algunas ocasiones y debido a la alta significación de las piezas hay que reflexionar sobre la mejor acción a tomar, incluido a veces el traslado a un Museo, tema que no es fácil en muchas ocasiones. Dependerá de los casos.

7. Existen diversos métodos de seguridad en la actualidad. Cada lugar determinará los que puede asumir en cada caso y situación. Desde alarmas en puertas y ventanas al uso de cámaras de seguridad casi imperceptibles, o sistemas de detección de movimiento y posición, son sistemas útiles y suficientes en la mayoría de casos. Los sistemas invisibles perimetrales en el sagrario cuyo contacto desate una cámara de vigilancia y una alarma sonora (que se desconectará durante las celebraciones) pueden impedir en muchas ocasiones atentar contra el Cuerpo de Cristo allí presente. Similar sistema será adecuado para aquellos objetos de especial relieve, ya sea histórico, artístico, religioso, etc.

8. Elementos de seguridad más avanzados y caros como el uso de protección remota por CCTV o vigilancia privada quedan para casos más puntuales en recintos de elevado valor religioso, cultural o histórico que cada diócesis debe determinar en base a sus capacidades, si bien son medidas ya implementadas en la mayoría de los lugares.

9. Cuando se produzca una profanación o sacrilegio, aunque sólo sea un allanamiento sin mayores implicaciones, lo primero será tener un pulcro cuidado en no alterar la escena criminal, dejando a las fuerzas de seguridad poder recolectar todos los datos sin adulteración de pruebas. Inmediatamente serán avisados los ordinarios del lugar, ya sean autoridades y superiores respectivos de los templos, o de las comunidades religiosas respectivas. Deberá existir un protocolo de actuación que se irá siguiendo de manera escrupulosa. Y de igual manera, es decir, inmediatamente, se deberá dar aviso a las fuerzas de seguridad correspondientes. Esto implica realizar la pertinente denuncia, con todo detalle posible, haciéndose uso del informe documental y fotográfico previamente mencionado en el punto nº 5. Si no hubiera denuncia no podría actuarse por parte de la seguridad civil del Estado y tampoco se podría proceder a la devolución de los objetos recuperados.

10. Es fundamental la recogida detallada de los hechos en cada diócesis, y llevar un control de los acontecimientos que se fueran produciendo. Esto deberá unificarse a nivel interdiocesano o nacional, también en colaboración con las comunidades religiosas presentes en el mismo ámbito geográfico. Esto permitirá además conocer si existen en la zona grupos de ladrones y/o de sectas satánicas o similares, posibilitando así mejor conocer y controlar el movimiento y ocurrencia de estos hechos, también futuros.

11. De igual manera se deberá poner en conocimiento del hecho ocurrido a los demás encargados de los templos y recintos religiosos de la zona, llevándoles a estar alerta por si pudiera haber un grupo actuando en la zona.

12. Mantener siempre un cierto nivel de vigilancia, sin caer en el miedo infundado. Muchas veces pintadas en el recinto del templo una y otra vez, simbología satánica otras e injurias las siguientes veces, pueden ir derivando a actos delictivos mayores. Estar atentos a actos menores previos que puedan darse y derivar hacia acciones más graves, y ponerlos en conocimiento policial y de las fuerzas del orden. Y fundamental: cuidar la atención pastoral hacia las personas que realizan este tipo de actos agresivos, de odio y resentimiento, que son hijos de Dios, a los que debemos dedicar nuestra oración y nuestra acción pastoral en la caridad.


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13. Nunca actuar con secretismos mal entendidos de cara a la comunidad de fieles. Realizar los actos de reparación y desagravio pertinentes sirviendo estos para profundizar en la vida cristiana, con mejor disposición y reverencia hacia Cristo, la Virgen María, los santos, y los lugares de culto, y pidiendo la reconciliación y el perdón para las personas que haya realizado estos actos sacrílegos.

14. En especial, y para los casos de que se trate de una profanación con el fin directo de atentar contra el Cuerpo de Cristo, Jesús Eucaristía, ya sea por grupos satánicos o para-satánicos, o por grupos anti-eclesiales de cualquier signo, la pastoral de la iglesia o del lugar donde el hecho se ha producido deberá prestar atención a atender a dichas personas, preciosas para Dios, que Él sigue amando y esperando abrazar con paternal amor. Las fuerzas policiales y de seguridad del Estado, en el caso de que dieran con los autores de los hechos, deberá coordinarse y contar entonces con la atención de los sacerdotes o religiosos implicados en el lugar del sacrilegio, para mejor llevar el perdón y la ayuda de Cristo a dichas personas.


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