Nuevo documento vaticano recuerda que no existe “impuesto a los sacramentos”. El papa Francisco insiste en la gratuidad de los sacramentos y de las misas, así que nada de tarifario: “un precio a pagar” o una “contribución a exigir”. Así lo aclara la Instrucción del Dicasterio para el Clero, autorizado por Bergoglio: “La Conversión pastoral de la comunidad parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia”, publicado este 20 de julio de 2020.
En el texto del Vaticano que redefine el papel y la configuración de las parroquias afirma que las ofrendas no son “impuestos a exigir” sino un acto libre de los fieles.
No hay un “precio a pagar”
En el punto XI sobre las ofrendas por la celebración de los Sacramentos, en el número 118, 119, confirma la voluntad del Papa que el dinero ofrecido para la celebración de la Misa, es una ofrenda que “debe ser un acto libre por parte del oferente, dejado a su conciencia y a su sentido de responsabilidad eclesial, no un “precio a pagar” o una “contribución a exigir”.
Por ninguna razón la Iglesia exige un “impuesto a los sacramentos”. Y asegura: “En efecto, con el estipendio por la Santa Misa, “los fieles […] contribuyen al bien de la Iglesia, y […] participan de su solicitud por sustentar a sus ministros y actividades”.
Contribución voluntaria
Sin embargo, se trata de una contribución voluntaria por parte de los fieles. De esta manera, en el documento Vaticano se considera “importante sensibilizar a los fieles, para que contribuyan voluntariamente a las necesidades de la parroquia, que son “suyas propias” y de las cuales es bueno que aprendan espontáneamente a responsabilizarse”.
Asimismo, el texto recuerda que el estipendio de la Santa Misa siguen siendo en muchos países “la única fuente de sustento para los sacerdotes y también de recursos para la evangelización”.
Sacerdotes den ejemplo en el uso del dinero
Por otro lado, también se exige a los sacerdotes y a los obispos, que por su parte, den ejemplos “virtuosos” en el uso del dinero, tanto con un estilo de vida sobrio y sin excesos en el plano personal, como con una gestión de los bienes parroquiales transparente y acorde con las necesidades reales de los fieles, sobre todo los más pobres y necesitados.
En todo caso, «en materia de estipendios, evítese hasta la más pequeña apariencia de negociación o comercio», teniendo en cuenta que «se recomienda encarecidamente a los sacerdotes que celebren la Misa por las intenciones de los fieles, sobre todo de los necesitados, aunque no reciban ningún estipendio».
Entre los medios – se lee en el documento – que pueden permitir alcanzar este objetivo, se puede pensar en la recepción de ofrendas de forma anónima, de modo que cada uno se sienta libre de donar lo que pueda, o lo que considera justo, sin sentirse obligado a corresponder a una expectativa o a un determinado precio.
Dios siempre nos invita, no nos hace pagar la entrada
“Gratuidad en los sacramentos”, ha pedido el Papa en varias ocasiones. “La cena, la fiesta, es la figura del cielo, de la eternidad con el Señor”, explicó en Santa Marta (5 de noviembre de 2019). Una fiesta – insistió – “nunca se sabe a quién se va encontrar, se conocen a personas nuevas y también se encuentran personas que no se querría ver, pero el clima de la fiesta es la alegría y la gratuidad”.
Porque una fiesta verdadera debe ser gratuita: “Y en esto nuestro Dios siempre nos invita así, no nos hace pagar la entrada. En las fiestas verdaderas, no se paga la entrada: paga el dueño, paga el que invita“.