Un busto de Cristo decapitado; una estatua de la Virgen María pintarrajeada de rojo. San Junípero Serra guardado en bodegas para que la turbamulta no lo muela a hachazos… ¿Qué es esta furia anticatólica en Estados Unidos?El pasado martes por la noche o el miércoles por la madrugada, en la parroquia del Buen Pastor, al suroeste de Miami-Dade, una estatua de Jesucristo fue encontrada decapitada y derribada de su pedestal, para luego ser transportada y tirada fuera del templo.
La Arquidiócesis de Miami emitió un comunicado diciendo que esperaba que la policía investigara esta profanación de la estatua de Jesucristo como un crimen de odio. “Este crimen refleja los crecientes ataques contra la Iglesia católica en todo el país“, resumió el sentimiento general de los católicos el comunicado.
Esa misma noche, una estatua de la Santísima Virgen en la Catedral de Santa María en Colorado Springs fue manchada con pintura roja en un acto de vandalismo. El vándalo o vándalos colorearon la cruz de la estatua, y también se regodearon en pintar las uñas de los pies de la figura de la Madre de Cristo.
El acto fue calificado por el rector de la Catedral de Santa María, el padre David Price, como una pinta propia de grafiti. El agresor puso una palabra de la película “El Resplandor” de Stanley Kubrick: “Redrum” (“Murder”, asesinato, al revés) en la base de la estatua que, por cierto, ya había sido destrozada en otra ocasión.
En contra de María
Si una figura define el culto católico en un país predominantemente protestante como lo es Estados Unidos, es, justamente, la Virgen María. Por ello, el grafiti y los pintarrajeados de Colorado Springs son expresiones de una misma corriente anticatólica.
El sábado pasado, sujetos desconocidos decapitaron una estatua de María frente a la Iglesia Católica de San Esteban en Chattanooga, Tennessee. El padre Manuel Pérez encontró la estatua de casi dos metros, destrozada y sin su pedestal, momentos antes de la Misa de la mañana.
El mismo sábado, en otro ataque a la Santísima Virgen María, su estatua, situada afuera de la parroquia de San Pedro, en el barrio de Dorchester, en Boston (Massachusetts), apareció calcinada. Según la policía, un sujeto quemó flores de plástico que la estatua tenía en sus manos y el fuego corrió hacia su rostro.
Entre sábado y domingo, en Brooklyn, Nueva York, una estatua de la Virgen María apareció con la palabra “Idol” (“Ídolo”) pintarrajeada con aerosol de color negro, mientras que una Misión californiana fue incendiada lo mismo que un templo católico en Ocala (Florida).
San Junípero, a la bodega
Los ataques de las turbas, que se han desprendido de los reclamos antirracistas derivados del asesinato de George Floyd, se han cebado en contra de la figura del santo y misionero español San Junípero Serra. Sobre todo en California, de la cual el fraile mallorquín fue el gran civilizador en el siglo XVIII.
Tanto es el acoso que la Universidad Católica de San Diego –en concordancia con lo dicho por la Conferencia de Obispos Católicos de California—decidió retirar y guardar en una bodega la estatua de San Junípero para evitar cualquier acto vandálico en su contra.
Los mismo sucedió en la ciudad de Ventura, lugar donde un grupo de católicos defendieron la estatua de San Junípero ante los manifestantes que la querían derribar, lo cual hizo que el Ayuntamiento decidiera por votación si la movían o no. El resultado fue unánime: removerla.
Y eso que San Junípero fundó ahí la Misión de San Buenaventura, como la última de las misiones californianas que pudo erigir. De hecho, el Papa Francisco acaba de conceder a esta Misión el carácter de Basílica, un poco para desagraviar la figura de Serra, quién el propio pontífice elevó a los altares.