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Sobrevivió a la masacre y salvó a una niña judía. Descubre la extraordinaria historia de Zofia de Wołyń

ZOSIA Z WOŁYNIA

Fragment okładki książki "Zosia z Wołynia" Mateusza Madejskiego

Marta Brzezińska-Waleszczyk - publicado el 16/07/20

“Nos atacaron, los escuché cuando se acercaban. Fueron ruidos realmente aterradores”, recuerda Zofia Hołub, quien sobrevivió a la matanza de Volinia (en polaco Wołyń) cuando era adolescente. Y luego salvó a una niña judía

La biografía de Zofia Hołub (Sofía) es, en pocas palabras, la historia resumida de la Polonia del siglo XX. Con su familia, escapó de las pandillas del Ejército Insurgente Ucraniano (UPA) asesinando a polacos en Volinia. Salvó a una niña judía. Junto con sus hermanos huyó del transporte a . Finalmente, se casó con un soldado maldito.

“Escuché a los pandilleros acercarse. Hacían ruidos aterradores”

Los pandilleros quemaron la casa de los Stramski por primera vez en 1942. No fue una gran tragedia, porque en aquel momento ya estaban construyendo una segunda casa, le estaban dando los últimos toques recuerda Sofía, que por entonces tenía 15 años. Pero en la primavera del 43 la nueva casa también estaba en llamas. Entonces la situación fue más peligrosa.

Nos atacaron, escuché a estos pandilleros acercarse. Eran ruidos realmente aterradores. Estaba en el jardín con mi hermana y mi hermano, pero mi padre estaba en casa. Nuestro tío estaba de pie afuera. Entonces el vecino, un ucraniano, agitó la mano para que se escondiera. Nosotros también. Gracias a este ucraniano, mi tío sobrevivió, aunque fue herido de todos modos. Y no sabía si mi padre había sobrevivido. Estaba realmente aterrorizada, pero me arrastré a casa y vi a mi papá. Afortunadamente, estaba sano y salvo.

Los Stramscy huyeron a la ciudad más cercana, Radziwiłłów. Los pandilleros merodeaban por las aldeas, pero no entraban en las ciudades. Les dieron una habitación en un piso donde tenían que caber con toda la familia. Fue al comienzo de un helado 1943. Pronto algo iba a suceder que cambiaría la vida de Sofía para siempre.

“No se puede comparar con nada la visión de un niño que espera la muerte”

Extraños sonidos provenían de la cocina. Sofía, que pasaba mucho tiempo en casa, seguía escuchando ruidos. Al final decidió comprobar qué pasaba.

Me detuve en seco (…). Una niñita completamente muerta de hambre, asustada. Hasta aquel momento había vivido muchas cosas terribles, pero la visión de una niña pequeña esperando la muerte no se puede comparar con nada.

Inmediatamente supuso que era una niña judía porque sabía a quién perteneció antes el piso. Aunque la niña no parecía judía en absoluto: tenía grandes ojos azules y pelo rubio claro rizado, casi blanco. Esta apariencia inusual le ayudó a sobrevivir más tarde.

La niña yacía en una cuna sucia, llena de heno, nadie la estaba lavando, cambiando de ropa o sacando heces. Sofía intentó, en la medida de lo posible, limpiar el escondite. Y comenzó a alimentar a la niña con lo que tenía, lo cual no fue fácil, porque se estaba muriendo de hambre con su propia familia.

Zofia (Sofía) Hołub. Sobrevivió a la masacre y salvó a una niña judía

La niña permaneció oculta, era imposible llevársela. Sofía la cuidó, pero sin que nadie se enterara, ni siquiera su familia. Esto duró tres meses. Luego los vecinos de Stramski de Biała Krynica aparecieron en Radziwiłłów. Sofía confió en Natalia Roztropowicz. Le habló sobre la niña. La mujer recuerda:

No olvidaré lo que vi por el resto de mi vida. Me causó escalofríos (…). Vi a una niña acostada. Tenía la piel de gallina, ojos salidos, cuello delgado como un palo. Sus uñas eran tan largas que ya estaban curvadas … Casi no se movía. La colocaron en una cuna de madera con agujeros perforados en el fondo, todos forrados con heno. Su orina fluía por el suelo, pero las heces no.

Los Roztropowicz decidieron cuidar de la niña. No la escondían en absoluto. Acababan de llegar a Radziwiłłów. Criaron a Inka como miembro de su propia familia; dijeron que era hija de sus primos asesinados. Después de la guerra, se mudaron a Nidzica. Allí la niña fue a la escuela, pero ocurrió un incidente desagradable: uno de los niños la llamó “judía” en una pelea. Natalia estaba enferma, sus hijas se casaron, fueron a la universidad, no había nadie quien pudiera cuidar de la pequeña. Apareció alguien del Comité Central de Judíos Polacos, quien buscaba sobrevivientes e instaba a ponerlos bajo el cuidado de la comunidad judía. Al principio, los Roztropowicz se negaron enérgicamente, pero … el sentimiento antisemita estaba creciendo y, dieron su consentimiento, siempre que pudieran contactar con la niña.

En el orfanato, Inka se encontró con la Dra. Zofia Kagan-Goszczewska (Sofía), quien le dijo que era su madre y que tenía que dejarla con una familia polaca durante la guerra. Lo cual, por supuesto, no era cierto, pero la niña se lo creyó. Fue a vivir a la casa de los Goszczewski y luego a Israel con ellos. Allí conoció a su marido y se fueron a los Estados Unidos. Durante muchos años vivió ignorando sus raíces, su trágico pasado …

Tren a Auschwitz. Boda con un soldado maldito

La familia de los Stramscy no se quedó mucho tiempo en Radziwiłł, se mudaron a Brody. A los 16 años, Sofía se convirtió en la cocinera en un hospital alemán. Faltaba dinero, era difícil conseguir un trabajo. No olvidó que fueron los alemanes quienes invadieron Polonia, pero, como ella subrayó años después, no todos los soldados estaban inmersos en la ideología nazi, entre ellos se encontraban las víctimas de la guerra.

1944. Se acercaba el frente soviético, Sofía y su hermana cayeron en una redada. Probablemente serían transportados a Auschwitz. Resultó que en el tren se encontraba su hermano de 14 años. Los tres lograron escapar (gran transporte, era imposible encargarse de todo). Llegaron a Przemyśl, encontraron a su tía allí; por un momento tuvieron un punto de conexión, pero aparte de esto, nada más. Sofía comenzó a trabajar en el hospital nuevamente. Cuando surgió la oportunidad de viajar a Żary, a los Territorios Recuperados, se apuntó. Allí, se suponía que debía trabajar en una sastrería, en la línea de producción, pero pronto encontró un puesto en la contabilidad.

En 1950 había una posibilidad de mudarse a Stargard, luego fue a Szczecin. Allí fue asignada en el piso junto con la familia Hołub. Dos de sus tres hijos no sobrevivieron a la guerra. Czesław, el más joven, estaba en el Ejército Nacional (AK), más tarde WiN. Después de la guerra fue arrestado y torturado. Condenado a muerte, la sentencia fue cambiada a cadena perpetua. Después de la muerte de Stalin y el “deshielo”, la cadena perpetua se redujo a 15 años, finalmente fue liberado a los 10 años de condena. Se convirtió en el esposo de Sofía.

“Vi a una niña hambrienta. Tuve que traerle todo el pan que pude.”

La historia de la niña judía salvada fue un misterio mucho después de la guerra. Sofía no habló sobre el asunto hasta el año 2000. No quiere ser ninguna heroína. Cuando vio a la niña demacrada, nunca se le pasó por la cabeza que después de medio siglo sería honrada por una decisión tomada cuando era adolescente. “Vi a una niña hambrienta, así que decidí que tenía que traerle tantos pedazos de pan como pudiera“.

Esta niña rescatada, Inka Kagan, hoy se llama Sabina Heller y vive en Estados Unidos. Al enterarse de que se estaba preparando un libro sobre Sofía, se alegró mucho. Ella siente una gran gratitud hacia Sofía. Cuando mira a su nieto y piensa que puede jugar con él, que pudo criar a dos hijos, que esto es el efecto de una decisión dramática que alguien tomó durante la guerra, se siente agradecida. “Recibí mucho bien de la gente. ¡Es increíble!”

Sofía, como dice en la entrevista, extensa como un río, que le dio a su nieto Mateusz Madejski, que siendo una niña de 16 años que daba migas de pan a Inka, en su vida hubiera pensado que la historia terminaría en el palacio presidencial, donde en 2019 recibió la Orden del Renacimiento de Polonia, la segunda condecoración civil más importante en el país.

* Basado en el libro de Mateusz Madejski “Sofía de Volinia” („Zosia z Wołynia”), Ed. Znak, 2020.

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