Sacerdotes católicos marcharon con estudiantes de universidades históricamente negras en Atlanta.
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Las protestas por la muerte de George Floyd han llegado, en Estados Unidos, a unir a casi todas las confesiones religiosas bajo una misma divisa: basta de racismo; las vidas de los afroamericanos (y, por extensión, de los hispanos o los asiáticos, los africanos o los musulmanes) importan. E importan tanto como la de los blancos.
En las protestas pacíficas, ha habido religiosas personas que han sufrido en carne propia los estragos de la represión, como la reverenda Laura Young, de la Iglesia metodista, quien fue rociada el sábado 30 de mayo con gas pimienta en una manifestación antirracista, en Columbus (Ohio).
“Fui rociada con (gas) pimienta en la cara, intencionalmente, sin previo aviso, por la policía “, dijo Young al Servicio de Noticias Religiosas (RNS). Y agregó: “Nosotros –como clérigos– debemos apoyar a los marginados (…) Si vamos a poner nuestra fe en acción, que es una frase que a muchos metodistas les gusta usar, ¿qué mejor manera de hacerlo que cuando realmente se necesita?”
Acción agresiva y sin previo aviso
Por su parte, Alan Dicken, ministro de Discípulos de Cristo, dijo a RNS que recibió gases lacrimógenos mientras participaba en una manifestación en Louisville, Kentucky, el viernes 29. Al día siguiente, el sábado 30, recibió un disparo con proyectiles no letales en Cincinnati, mientras intentaba calmar a los manifestantes. Entonces los oficiales abrieron fuego y lo golpearon varias veces. “Nunca había visto una acción tan agresiva sin previo aviso”, confesó Dicken quien ya ha participado en diversas manifestaciones antirracistas en el pasado.
En otros estados, muchos líderes religiosos se unieron a las manifestaciones existentes. Sacerdotes católicos marcharon con estudiantes de universidades históricamente negras en Atlanta. En Minneapolis, el rabino Michael Adam Latz ha estado presente en múltiples manifestaciones, argumentando que “el judaísmo exige que hablemos en contra del racismo y la policía racista y los sistemas racistas que asesinaron a George Floyd”.
Y el reverendo Willie Francois de la Iglesia Bautista Mount Zion en Pleasantville, Nueva Jersey, quien asistió a una marcha en Atlantic City, declaró: “Vamos a seguir de rodillas en todos los sitios hasta que dejen de arrodillarse en nuestros cuellos”, dijo en un video de sí mismo marchando con manifestantes.
Manifestaciones y altercados (Galería)
Rodilla en tierra
Mientras que la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos lanzó un duro comunicado contra el racismo, y su presidente, el arzobispo de Los Ángeles. José H. Gómez, subrayó que “el asesinato de George Floyd fue insensato y brutal, un pecado que clama al cielo por justicia”.
Por su parte, el obispo de la diócesis de El Paso (Texas), Mark Seitz, uno de los más grandes defensores de los inmigrantes hispanos, se sumó este lunes, acompañado de varios sacerdotes, al gesto de pasar nueve minutos en silencio, orando, como signo que denuncia la muerte de George Floyd, quien falleció asfixiado después de pasar entre ocho y nueve minutos inmovilizado con la rodilla del policía de Minneapolis, Derek Chauvin, en su cuello hasta causarle la muerte.
El gesto de hincar una rodilla en el piso se ha vuelto una insignia de la protesta de la comunidad afroamericana contra el racismo imperante en el país desde que en 2017 el jugador de los 49’S de San Francisco, Colin Kaepernick, justificó su decisión de no cantar el himno de Estados Unidos de pie antes de iniciar un partido de futbol americano: “No voy a ponerme de pie para demostrar orgullo por la bandera de un país que oprime a las personas de color”, expresó en aquél entonces Kaepernick.
Las protestas más duras en 52 años
Ahora este gesto, junto con la consigna “BLM” (“Black Lives Matter”) o “Arriba las manos”, “No Puedo respirar” y otras de las frases que pudo decir Floyd mientras yacía en el piso, aplastado por la rodilla del corpulento Chauvin (quien ha sido trasladado a una prisión de alta seguridad en el Estado de Minnesota), son las consignas de las peores manifestaciones antirracistas en Estados Unidos desde que una bala acabara con la vida de Martin Luther King Jr. El 4 de abril de 1968 en la ciudad de Memphis, Tennessee.
Las protestas han abarcado casi cien ciudades en todo el territorio de la Unión Americana. Según los especialistas, la dimensión de esta desmesurada ola de alteraciones del confinamiento obedece, al menos, a cuatro factores: la muerte de Floyd es una muerte que son muchas muertes de afroamericanos a manos de oficiales de policía; desde luego, el racismo estructural; la pandemia del coronavirus que se han cebado sobre la comunidad de color y la respuesta dada desde la Casa Blanca a los disturbios callejeros.