Muchos llevamos una vida agitada, que no es lo mismo que llevar un estilo de vida activo.
Nos pasamos el día corriendo de un lado para el otro, nos levantamos corriendo, corremos para llegar y salir del trabajo, corremos para llegar a tiempo a buscar a los niños a la escuela, para llegar a casa a tiempo, descansar, y comer despacio.
Cuando llevamos una vida agitada perdemos de vista que nuestro cuerpo necesita estar activo, estirarse, hidratarse, nutrirse adecuadamente con vitaminas y minerales, y tener un buen descanso.
El psicólogo uruguayo Alejandro de Barbieri dice en unos de sus libros (La vida en tus manos): “Si la vida nos pasa por arriba, todo lo que hago será un intento por sobrevivir, pero no será una vida vivida plenamente”.
Es cierto, debemos evitar que el tiempo sea una excusa para no atender nuestra salud. Para ello es importante tener hábitos conscientes, pero entorno al manejo del tiempo, es decir organizar mis tiempos contemplando el cuidado de nuestra nutrición, de nuestra actividad física, de nuestras prioridades (trabajo, descanso, familia, Dios…) y otros aspectos de la vida diaria.
¿Cómo influye el tiempo en mis hábitos alimentarios?
Una de las principales limitaciones con la que nos encontramos a diario para realizar una alimentación saludable es la falta de organización de nuestros tiempos.
Por ejemplo, llegar a casa después de un día de trabajo y tener que pensar en qué cocinar, salir a comprar lo que necesito para ello, seguro conspira contra la alimentación saludable.
Por ello una buena estrategia es tomarse un momento del día para organizar con la familia las comidas de la semana, hacer la lista de compras y si se quiere ya dejar algo preelaborado en el freezer.
De esta manera llegaremos a casa con el alivio de saber qué vamos a cocinar, de tener los ingredientes en la heladera, lo que nos permitirá incorporar los nutrientes de forma equilibrada y con productos de estación.
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¿Cómo administrar mis tiempos saludablemente?
“Hay bajo el sol un momento para todo, y un tiempo para hacer cada cosa: Tiempo para nacer, y tiempo para morir; tiempo para plantar, y tiempo para arrancar lo plantado; tiempo para matar y tiempo para curar; tiempo para demoler y tiempo para edificar; … Al final ¿qué provecho saca uno de sus afanes? (Eclesiastés 3: 1 – 3, 9)
Esto nos hace reflexionar sobre qué es lo realmente importante para nosotros, cuánto tiempo y esfuerzo le estamos poniendo para conseguir eso queremos. Por ejemplo, bajar de peso o mejorar los hábitos alimentarios, para ello es necesario ser diligentes y saber que tenemos que destinar un tiempo para conseguirlo, sí es un hábito, por ejemplo, nos llevará al menos 21 días para crearlo.
¿Cuántas veces comenzamos un tratamiento nutricional siendo diligentes, pero dejamos de serlo cuando no vemos los resultados que deseamos de inmediato? Y esto no debe ser así, el agricultor con mucha diligencia planta la semilla, la riega y cuida la tierra para que dé fruto, pero no sabe lo que ocurre debajo de la tierra, pero lo que sí sabe es que dará su fruto en su debido momento, es decir le dedica el tiempo necesario y espera el resultado.
Nosotros del mismo modo que el agricultor deberíamos hacerlo con nuestros hábitos y acciones, no afanarnos, sino ser diligentes para poder recoger lo que hicimos cuando sea oportuno.
Una forma de hacerlo es a través de la organización de nuestro tiempo en función de lo que es más importante para mí, considerando que el día tiene 24 horas y que disponemos de:
- 8 horas de trabajo (aproximadamente, varía según cada persona, puede ser de estudio…)
- 8 horas de descanso
- 8 horas para otras actividades
Un ejemplo de organización semanal
En esta tabla vamos colocando en cada casillero las actividades importantes en mi vida, y el tiempo estimado que le voy a dedicar a cada una de ellas.
Esto lo podemos hacer por lo menos durante 3 semanas para crear el hábito, luego ya lo recordaremos sin necesidad de tener una tabla.
Un estilo de vida demasiado ajetreado no nos deja disfrutar del presente. A través de la organización de nuestro tiempo podemos crear buenos hábitos, hábitos conscientes.
El tiempo es una herramienta que tenemos a nuestra disposición para poder realizar una o varias actividades, para atender lo que es importante para nosotros en nuestra vida, como Dios, nuestra salud, el descanso, la familia, entre otros.
¡Haz la prueba y después me cuentas lo que has cosechado!