Ayla y Ayma nacieron por cesárea. Al salir de cuidados intensivos, su madre no recordaba que estuviera embarazada. Así fue el reencuentro entre madre e hijas.
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Mili es una mujer de origen boliviano que ingresó en el Hospital de Vall d’Hebron de Barcelona a causa de la covid-19. En esos momentos estaba embarazada de gemelas.
El coronavirus le provocó una neumonía grave y tuvo que ser llevada a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital. Avanzaron los días y se hizo necesario sedarla. En la semana 28 del embarazo, el equipo médico consideró que la mejor opción para las bebés que estaban en camino y para la madre era llevar a cabo una cesárea.
Así, con Mili en sedación e intubada, nacieron Ayma y Ayla. Sus nombres son de origen paquistaní, como su papá.
Olvidó que estaba embarazada
Transcurrieron 21 días hasta que Mili se recuperó y fue posible retirarle la sedación. Pero en ese momento se produjo una curiosa circunstancia: a pesar de que había sido madre de dos niñas, no recordaba nada absolutamente de su embarazo.
“Los médicos me enseñaban fotos de las niñas”
Tuvo que ser su marido, Yaseen, y el equipo médico, quienes le tuvieron que situar en la nueva realidad: “Los médicos me enseñaban las fotos de las niñas para que viera que estaban bien y yo escuchaba pero no respondía. Era como si viniera de otro planeta. Cuando al final me pasaron al teléfono de la UCI a mi marido, lo primero que le pregunté es por qué no estaba conmigo y me había dejado allí sola. No recordaba nada”, declaró.
Y es que, a causa de la sedación, Mili perdió la memoria reciente.
A pesar de las explicaciones, Mili se encontraba débil y abatida, sobrepasada por la situación.
El momento de recuperar el contacto físico
El jefe del Servicio de Neonatología, el doctor Félix Castillo, decidió entonces acompañarla a los boxes de los prematuros, concretamente a la sala donde los padres y madres hacen de “canguro” por unas horas a sus hijos.
Mamá de golpe
Ayudaron a Mili a sentarse cómodamente y colocaron a Ayla y Ayma sobre el pecho de su mamá. Fue en ese momento, al contacto piel con piel de las bebés con su madre, cuando Mili recobró nueva vida.
“Los ojos se iluminaron de golpe. La sonrisa es impagable”, explicó el doctor Castillo al diario “La Vanguardia” para describir la transformación de Mili.
Mili tuvo a partir de ahí plena conciencia de su maternidad. Quedaron hechas un ovillo ella y sus dos hijas, unidas al cuerpo de su mamá por una tela que evitaba que se deslizaran y cayeran.
El domingo día 1, cuando ya habían pasado dos jornadas de aquella experiencia tan conmovedora, el doctor publicó en su perfil de Twitter la fotografía de la feliz Mili con sus bebés, ella todavía con mascarilla.
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Madre e hijas unidas
Mili recibió el alta y está en su casa, recuperándose, mientras las pequeñas siguen creciendo en la incubadora del hospital. Ella va cada tarde, mientras recobra fuerzas.
Las bebés han dado negativo en todos los test de coronavirus que se les han ido haciendo en el hospital. Si todo sigue como hasta ahora, en dos semanas estarán los cuatro en casa.
Mili no puede olvidar el impacto del primer día con sus hijas, y añade que también cree que ellas en ese momento notaron que estaban con su madre: “Lloraron ese primer día en cuanto me separé de ellas. También me sintieron”, dice.
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