Estas dominicas se unen a la cita más importante del día
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Desde hace tres días, miles de españoles salen cada noche a sus ventanas y balcones a la misma hora, las ocho de la tarde, para unirse en al aplauso de sus vecinos hacia aquellos que estos días se entregan de forma incansable en nuestros hospitales y centros de salud.
Este homenaje a todo el personal sanitario y aquellos que luchan contra este peligroso virus se ha convertido en la cita más importante del día. Tan importante que incluso las monjas Dominicas del Real Monasterio de Santo Domingo de Caleruega, en Burgos, decidieron romper su clausura el pasado 15 de marzo para unirse a este aplauso que puede oirse en toda España.
Porque sabemos que somos cuerpo y alma. Que aunque nosotras cuidemos de lo espiritual somos una unidad y ambos se necesitan, como nosotros os necesitamos. Porque entregáis vuestras vidas, tiempo y fuerzas por cada enfermo como si fuera el único en el mundo. Porque no medís las horas en el reloj ni escatimáis esfuerzos. Porque siempre estáis ahí y ahora más que nunca… ¡Muchas gracias! #aplausosanitario #YoMeQuedoenCasa #EsteVirusLoParamosUnidos
Este fue el mensaje que escribieron las religiosas en su página de Facebook, que cuenta con casi 3700 seguidores, acompañándolo del vídeo de su aplauso:
Un gesto inmenso de esta comunidad de doce monjas contemplativas que dedican su vida al recogimiento y a la oración, y que son hoy un gran ejemplo para todos en el que estamos más que nunca unidos en oración.
“Nuestra misión desde el carisma de dominicas contemplativas es hacer fecunda la Iglesia por nuestra manera de vivir, consagradas a Cristo en la oración y el silencio, alabando al Señor e intercediendo por nuestros hermanos los hombres, siendo también asiduas en el estudio, escrutando con un corazón ardiente la palabra de Dios, de tal manera que esta fecunde y pueda ser alimento para los demás”.
Mientras nosotros estamos en nuestra casa con acceso a información, a series, películas, lecturas, juegos… y pese a ello nos quejamos del confinamiento, fijémonos en ellas. Seamos generosos, aprovechemos para acordarnos de todos aquellos que sufren, y recemos por ellos.
Que nuestra casa se convierta en lugar de oración, y en los momentos de desesperación, pidamos a Dios que nos de la paciencia y fuerza que caracteriza a éstas religiosas.