La pregunta de Shaneé Moret, mamá y CEO de una empresa americana, divide internet. ¿Reacciones indignadas? No tantas, quizás porque en el fondo sabemos que el dinero sin tiempo no vale la pena
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Quisiera aclarar una cosa, como persona que trabaja desde casa, o como algunos dicen “desde el sofá”: muchos confunden esto con “levantarse tarde y tomarse 356.342 cafés”, “mandar emails en pijama” o “trabajar menos y peor porque nadie te controla”.
Quisiera romper una lanza a favor de esas madres y padres y decir que no, que el teletrabajo, si se gestiona bien desde la empresa, si se coordinan los tiempos y los objetivos diarios es tan productivo y comprometido como el de un despacho.
El teletrabajo te tiene pegada a la pantalla o a la tarea sin admitir interferencias. Es cierto que hay que añadir la dificultad de que te tomen en serio tus propios familiares que piensan que estás siempre a disposición simplemente porque estás físicamente en casa. También está la dificultad de dejar para después las continuas peticiones de los hijos si no van a la escuela, y por supuesto, la de quitarse el maldito pijama.
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Trabajar desde casa requiere una organización mayor y más comprometida, más autodisciplina que el “estar en la oficina” en realidad, muchas veces facilita. Les aseguro que una se siente de verdad incomprendida, a veces.
¿Entonces por qué hacerlo? ¿Qué ventajas tiene? ¿Por qué buena parte del público femenino respondía positivamente a la cuestión formulada en LinkedIn por Shaneé Moret (madre y CEO de MedSnake Media) que, tras conocer esta propuesta recibida por una amiga tras su baja por maternidad, preguntó cuántas mujeres estarían dispuestas a aceptar una reducción salarial del 10% pero trabajar desde casa ?
En resumen, si el trabajo es el mismo y el “agotamiento mental” también, si los resultados y mi productividad no cambian, la propuesta parece en cierto sentido discriminatoria. Así lo indica otra mujer, Amanda Bronowski en una de las respuestas al post.
Trabajaba mucho en la oficina, todos los días de la semana. Tengo cuatro hijos y me lo perdía todo, fiestas escolares, incluso despertarme con ellos por la mañana. Cuando tuve la oportunidad de trabajar desde casa no lo pensé dos veces. La mejor decisión que jamás he tomado. ¡No renunciaría por ninguna razón en el mundo al tiempo que he ganado para estar con ellos! (Working Mother)
La propia Shaneé lo explica concluyendo cuanto más tiempo pasa, lo que las personas quieren es libertad. El dinero no es nada sin la libertad de vivir la propia vida. Este es el motivo de que la gente acepte una propuesta aunque sea aparentemente injusta. No entro en casos concretos, aún siendo consciente de que, leyéndolo así, suena como un chantaje, y muy probablemente lo sea.
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Y sin embargo, como mamá que trabaja, que no puede renunciar al sueldo por muchos motivos, de lo que estoy segura es de que habría dicho no a este 10% sin pensarlo dos veces con tan de tener la libertad de gestionar mi tiempo.
Y aunque esto no significa que sea más fácil, que trabajar desde casa sea menos estresante, el teletrabajo permite tener esa flexibilidad a la que una mamá no puede renunciar si no quiere delegar su papel educador y cuidador a otro, sea el kinder, la baby sitter, los deportes o las actividades extraescolares.
Quizás haya que levantarse pronto por la mañana, antes del horario de oficina, quizás la pausa del almuerzo se alargue para recoger a los niños de la escuela, cocinar y seguir trabajando mientras ellos hacen los deberes. Quizás haya que renunciar a algún sábado por la mañana porque el viernes por la tarde tu hija tenía partido o mal de tripa, o simplemente quería jugar contigo.
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La posibilidad de utilizar el tiempo para lo que consideramos realmente importante y que no podríamos delegar a nadie vale la renuncia a esa parte del sueldo: la familia vale muchos sacrificios, a menudo mal pagados o no vistos desde fuera, sino desde dentro.
Y como he leído en algún sitio, nadie al final de la vida lamentará haber pasado demasiado tiempo con los hijos. La libertad en estos tiempos, la posibilidad de elegir es un valor realmente inestimable. Como el mismo hecho de ver reconocido el derecho a ser madre.
Cierto, lo mejor sería que esa reducción salarial no fuese el precio a pagar, una tasa, sino el coste real sostenido por la empresa para ayudar a las nuevas exigencias de las mujeres, como afirma el comentario de Isabela Reed al post:
Diría que sí sin duda. Para muchas personas, ese 10% de sueldo son a menudo los costes que suponen ir a trabajar (gasolina, auto…), ¡así que no lo pensaría dos veces! (Working Mother)
Cortar o no, valorar costes o ganancias toca a la conciencia de cada empresario, pero yo, como mamá que intenta conciliar lo más posible, doy las gracias por la posibilidad de no haber tenido que elegir entre la necesidad de mantener un trabajo, importante y fundamental para mi familia, y ese papel que ninguna de nosotras debería tener que ceder.
Nosotros decidimos qué es “menos” y qué es “más” en nuestra vida: la libertad de gestionar el tiempo vale mucho más que ese 10% menos en la nómina. Y es algo que vale para las mamás, pero no sólo para ellas.
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