separateurCreated with Sketch.

‘Contagio’ (2011): cuando la ficción se anticipa a la realidad

CONTAGION
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
José Ángel Barrueco - publicado el 06/03/20
whatsappfacebooktwitter-xemailnative

El filme de Steven Soderbergh, sobre un virus similar al COVID-19, se convierte en un éxito después de 9 años

Hace unos nueve años, unos pocos espectadores fieles al cine-crónica de Steven Soderbergh acudimos a las salas a ver su película Contagio, protagonizada por un solvente elenco de estrellas, algunas de las cuales apenas salían unos minutos en pantalla.

Sin utilizar efectos especiales, sólo sirviéndose de los intérpretes y de un efectivo guión de Scott Z. Burns, el filme era más sobrecogedor que cualquier cinta de zombies y pandemias. Porque todo lo que narraba Soderbergh parecía muy realista, aunque próximo a la ciencia ficción: un escenario que podría darse, pero que (pensábamos) no iba a suceder porque hoy los gobiernos mantienen un control total sobre las poblaciones.

Vista casi una década después, a la luz de los acontecimientos del coronavirus o COVID-19, es como si Contagio fuese una premonición: asusta su similitud con la realidad, y depara más escalofríos que antaño. Por este motivo se ha convertido en estos meses en uno de los títulos que encabezan las ventas y los alquileres en plataformas del catálogo de Warner Bros.

El filme de Soderbergh comienza con una mujer en mitad de un viaje laboral: Beth Emhoff (Gwyneth Paltrow) está temporalmente en China, donde contrae un virus nuevo y desconocido para los investigadores. El virus proviene de un murciélago que mordisquea un pedazo de plátano que acaba cayendo en una piara, donde lo engulle un cerdo que acaba en la cocina del restaurante al que acude Beth: es el cocinero quien, sin lavarse las manos, se lo transmite a ella por el tacto, convirtiéndola en el Paciente Cero.

Es extraordinario cómo el director cuenta todo esto en poco más de un minuto de metraje, sin diálogos ni voces en off explicativas. Beth contagia a quienes están a su alrededor: una modelo, un camarero, etcétera, y esos infectados contagiarán a su vez a otras tantas personas cuando se suban al metro, viajen en avión o se introduzcan en lugares donde abundan las masas.

De regreso a casa (en Minneapolis, donde la espera su marido, interpretado por Matt Damon), hace escala en Chicago para ser infiel con un antiguo amante, al que también acaba contagiando. El virus se transmite igual que el coronavirus: mediante el contacto, los estornudos, las toses y las mucosidades… sin olvidar las superficies, de ahí la insistencia del cineasta, en los primeros minutos, en mostrarnos planos de picaportes, carpetas, vasos, tarjetas de crédito, barras de sujeción del transporte público, botones de ascensores…

Una frase del personaje interpretado por Kate Winslet nos da la medida de la relación entre rostros, tacto y superficies: La gente se toca la cara entre 2000 y 3000 veces al día. Soderbergh también nos va enseñando diversas ciudades con densidad de población para que veamos cómo la enfermedad se propaga en cuestión de minutos: Hong Kong, Londres, Tokyo…

La trama se mueve por distintos países como si estuviéramos en una aventura de James Bond, contándonos las vicisitudes de un reparto coral en el que hay doctores, científicos, víctimas, personal del ejército y del gobierno, periodistas freelance… Cada cual en su papel: mientras los doctores y los científicos tratan de resolver la papeleta y encontrar una vacuna, en las calles aumenta el pánico y los periodistas sin escrúpulos entregan rumores con envoltorio de noticia en los medios de comunicación de masas. Ya lo anunciaba la frase promocional del cartel: Nada se expande como el miedo.

Otro punto en común con la actualidad es cómo ese miedo obliga al cierre de escuelas y de lugares en los que se hacinen las personas, para evitar nuevos infectados. Muchas personas contagiadas mueren en cuestión de horas, pero otros parecen inmunes o se recuperan, mientras en internet proliferan las teorías sobre la conspiración y un alto porcentaje de personas utilizan mascarillas para moverse por las ciudades.

La segunda parte del filme es la que esperemos que no se cumpla: cuando el pánico se apodera de la gente y empieza a saquear supermercados, a cerrar fronteras y a impedir que los ciudadanos salgan de la urbe. Pero en ese despliegue de egoísmos y de afán de sobrevivir a toda costa, el guionista y el director también introducen a unos pocos personajes capaces de sacrificarse por el prójimo: es, como siempre, el vínculo que nos queda con nuestra humanidad; lo que motiva nuestra esperanza.     

Ficha Técnica

Título original: Contagion

País: Estados Unidos

Director: Steven Soderbergh

Guión: Scott Z. Burns

Música: Cliff Martinez

Género: Drama / Suspense / Pandemias

Duración: 106 min.

Reparto: Matt Damon, Kate Winslet, Marion Cotillard, Jude Law, Laurence Fishburne, Gwyneth Paltrow, Bryan Cranston, Jennifer Ehle, Sanaa Lathan, Elliott Gould, John Hawkes

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.