Cuando se encuentran injusticias en las empresas, esto se traduce directamente en rivalidades o pérdidas relacionadas con fricciones interpersonales, y así se pierde una gran cantidad de energía
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Cuando hablo de liderazgo con valores, muchas personas dicen que todo esto suena muy bien. Primero, sin embargo, todo debe ser claro en lo económico; luego se puede hablar de valores. Sin embargo, soy de la opinión de que justo debería ser lo contrario.
Una empresa de Alemania me invitó a la presentación de mi ponencia titulada “Creación de valores a través del respeto”. Como respeto los valores, también los creo.
Los diferentes estudios frutos de las investigaciones sobre la economía de las empresas muestran que las empresas que valoran y cuidan los valores durante largo tiempo tienen éxito a largo plazo.
Mientras tanto, otro estudio ha demostrado que no solo las reducciones de precios son rentables, sino que los clientes habituales también lo son. Y los clientes habituales no solo prestan atención al precio, sino también a valores tales como: honestidad, fiabilidad, calidad, amabilidad, etc.
Los valores cambian la empresa
Entonces, cuando hablo de valores, no pretendo ni moralizar ni persuadir a nadie sobre que tenemos que vivir en valores, sino quiero hacer una buena publicidad de ellos. Porque hacen la vida valiosa. Los valores también hacen de una empresa una entidad valiosa.
Cuando el gerente de una empresa ignora los valores, siempre es una expresión de ignorarse a sí mismo e ignorar a las demás personas. Y en una empresa donde las personas no son respetadas, no estarán dispuestas a trabajar en ella a la larga: esta empresa perderá su valor. Entonces la pregunta es: “¿Cómo los valores le dan sentido a la vida?”
Al principio me gustaría detenerme brevemente en el nivel del idioma. La palabra alemana “valor” está en estrecha correlación con la dignidad (palabras Wert y Würde). Respetar los valores de los demás significa respetar su dignidad, y solo cuando se respeta la dignidad, una persona puede hacer algo valioso.
El latín define el término “valor” por la palabra virtus, que a su vez significa una fuente de fortaleza. Los valores no son solo algo a seguir, sino que son una fuente que nos da fortaleza.
La palabra inglesa para “valor” es value y tiene su etimología en la palabra latina valere, que significa “estar sano” y los valores son la fuente de salud.
Fuente de salud
Hoy, escuchamos mucho sobre el cambio de valores, pero los valores en sí mismos no pueden cambiar, pero nuestra actitud hacia ellos está cambiando. Quizás hoy tendríamos valores con nombres diferentes, pero todavía me gustaría detenerme en los cuatro valores básicos que surgieron en la filosofía griega y me gustaría discutirlos, y luego pasar a los tres valores cristianos fundamentales. En mis consideraciones, me referiré constantemente al tema del liderazgo.
El valor básico de Platón, el primer filósofo griego, es la justicia. Y primero, significa “hacerse justicia a sí mismo”, a mi ser, a mi sufrimiento, a mi alma. También significa: vivir bien y honestamente, hacer justicia a lo que realmente es el hombre. Sin embargo, esto no es solo un giro hacia uno mismo, sino también hacia el otro; esto también es justicia social. El latín dice en este contexto: “suum cuique”, es decir, “darle a cada uno lo que es suyo”.
En un curso para hombres, una vez pregunté a los participantes quién era su modelo para seguir. Y un hombre habló de su maestro, muy estricto y al mismo tiempo absolutamente justo. ¿Y qué significa que alguien es absolutamente justo? Que hace justicia a todos. Creo que una distribución justa de bienes y de oportunidades, un salario y un trato justo de cada persona individual es extremadamente importante, y al mismo tiempo es un verdadero arte.
La Biblia dice que “Los que hacen la paz y siembran en paz, cosecharán el fruto de la justicia.” (Santiago 3:18). En las empresas donde no hay justicia, hay pérdidas significativas causadas por las fricciones, que a su vez cuestan mucho a cada empresa.
Trato justo
El trato justo también significa libertad interior, y significa que le hago justicia a alguien en concreto, y no giro alrededor de mi propia persona. Daré un ejemplo: el psiquiatra alemán Albert Görres dijo una vez que hay jefes y empresarios rodeados solo de “gnomos que les aplauden”. No se puede esperar que tales “gnomos palmeros” tengan buenos resultados en el trabajo: tales jefes y empresarios no reúnen a su alrededor personas que creen algo valioso, sino que otorgan importancia a su propio valor y, por lo tanto, se colocan en el centro para ser admirados. Debido a esto, hay una gran pérdida de potencial humano.
Daré otro ejemplo: una vez realicé un curso para terapeutas, médicos y gerentes de una clínica psicosomática. El jefe de la clínica también fue su fundador y, de hecho, este fue su logro extraordinario. Sin embargo, este hombre era de tipo narcisista, necesitaba a los “gnomos aplaudiendo” a su alrededor y siempre tenía que ser el centro de atención. Los pacientes rápidamente se dieron cuenta de cómo estaban las cosas y le decían: “¡Tu lugar está entre nosotros!” Aparte, surgió otra complicación y es que todos los terapeutas de la clínica que resultaron ser buenos profesionales tuvieron que irse porque su jefe temía “encontrarse fuera del centro de atención”.
Pueden ustedes imaginarse que, si despido a alguien que es bueno en su profesión, porque me temo que se volverá más popular y querido que yo y que podría acaparar más atención que yo, desperdiciaré mucho potencial.
Los psicólogos dicen que el 40% del potencial de las empresas se desperdicia a través de comportamientos tan inmaduros.
Aquí, también vale la pena señalar que exigir mayores demandas en el trabajo no traerá mayores ahorros: esto pasará cuando nos ocupemos del potencial, malgastado debido a la injusticia, irregularidades o inmadurez, cuando no podemos hacerle justicia a una persona y cuando no podemos disfrutar del valor que ella posee y de cómo es cada una de ellas.
Porque sé lo que valgo, entonces también podré disfrutar del valor de otra persona. Y, como jefe, no tengo que ser el mejor en todo y no tengo que ser el favorito de todos.
Sé lo que constituye mi cualidad y, sin embargo, la grandeza del hombre se revela precisamente en el hecho de que puede apreciar y respetar al otro y respaldar su valor.
Si sigo girando solo en torno a mi valor, resulta que soy mezquino y me temo que mi valor se deje de lado y se subestime. Esto es lo opuesto a la justicia como virtud cardinal.
Cuando se encuentran injusticias en las empresas, esto se traduce directamente en rivalidades o pérdidas relacionadas con fricciones interpersonales, y así se pierde una gran cantidad de energía.
Fragmento del artículo de Anselm Grün OSB de un trabajo colectivo titulado “Gestión, liderazgo y espiritualidad”.
Anselm Grün OSB, nacido en 1945, benedictino de la abadía de Münsterschwarzach en Alemania. Se graduó como doctor en el Instituto Monástico de San Anselmo de Roma. Es un famoso guía de retiros espirituales, autor de muchas publicaciones en el campo de la vida interior.