El programa “Un kilo de amor” activado en varias parroquias busca reducir el hambre de los venezolanos. Pero la realidad es demoledora: “una de cada tres personas en Venezuela sufre inseguridad alimentaria”, reconoce el Programa Mundial de Alimentos de la ONU
Cuando se dice que la Iglesia -sin ganancia política alguna- busca mitigar el hambre de millones de venezolanos, es porque en las puertas de sus templos, colegios y comedores populares se vive diariamente esta triste realidad. La parroquia “San Pío X”, mejor conocida como Santuario “San Judas Tadeo”, enclavada en la parte alta del sector La Pastora de Caracas y a cargo de los Agustinos Recoletos, desde 2017 busca darle respuesta al incremento de la crisis humanitaria entre sus parroquianos y vecinos de otras zonas.
Implementaron una “Olla Solidaria” que reparten dos veces a la semana -martes y viernes- alimentando a un promedio de 350 personas. El equipo está compuesto por siete personas que se entregan en cuerpo y alma para confeccionar los alimentos, “ya sean menestrones o sopa de verduras combinada con las proteínas del pollo o la carne”, constató Aleteia en visita a esta comunidad. Los responsables son Nelson González y su esposa Josefina.
Annier Portillo, coordinadora de la Olla Solidaria, precisó que las personas previamente son censadas para tener un control del número que acude a recibir el alimento. “Muy pocas veces bajamos de las 350 comidas en cada jornada”. “Nos esmeramos para que el plato de comida contenga los nutrientes necesarios requeridos por el ser humano como carbohidratos, proteínas, vegetales;que se alimenten bien y tengan un día más de vida. Gracias a Dios hemos conseguido que mucha gente recupere su salud”, expresó.
“Pero no nos conformamos con darles comida sino ayudarlos para que mejore su bienestar de vida. La situación país nos ha impulsado a formar una gran familia para ayudar a quien más lo necesita, y eso me hace muy feliz”, indicó la voluntaria.
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¿Cómo se financia la Olla Solidaria?
Fray Dativo Núñez informó que los Agustinos Recoletos reciben ayuda de la Red Corazones Solidarios (Arcores), una organización internacional de esta Orden, con la cual se elabora buena parte de estas comidas. También participa la feligresía que asiste a las misas contribuyendo con ‘Un kilo de amor’ bien como aporte económico o donación de comida para elaborar los almuerzos que repartimos a nuestro prójimo necesitado”.
El religioso, fundador de la obra social que se lleva en esta parroquia de Caracas desde finales de 1960, fue el encargado de bendecir los alimentos, a las personas que la prepararon y las que degustarían los manjares. Instó a los asistentes “a vivir el ejemplo de Jesús que pasó por el mundo haciendo el bien, imitándolo en el amor, la fe y la caridad”.
Otras parroquias de Venezuela también han encontrado en “Un kilo de amor” la manera de alimentar a muchos venezolanos en necesidad. “Dar lo que uno pueda es una forma sencilla de colaborar con los que más sufren. A veces uno no puede dar más allá de un kilo de arroz o de verduras. En esto consiste Un Kilo de amor”, dijo un vecino.
La Iglesia no nos deja morir de hambre
Precisamente, Yenny Pájaro, de 60 años de edad, es una de las comensales. Contó que tiene dos años comiendo en el Santuario de San Judas Tadeo. “Agradezco a la Iglesia de no permitir que las personas de la tercera edad, y los que carecemos de recursos no muramos de hambre, ante la crítica situación por la cual atraviesa el país. La ayuda de Dios y la Iglesia verdaderamente nos sostienen en este momento de tanta miseria”.
Iván Godoy, de 64 años, también tiene dos años alimentándose en esta iglesia. Contó que tiene familia y vive en Puerta Caracas muy cerca de la parroquia. Le parece muy buena la obra social que lleva adelante la congregación de los Agustinos Recoletos, porque “además de comida donan ropa y medicamentos para los que no tienen nada”.
En la fila de los comensales se encontraba Ramón Reyes quien dijo venir de Barquisimeto, estado Lara. Él tiene dos meses disfrutando de esta Olla Solidaria y agradeció la obra social que se cumple en favor de los pobres. “Son solidarios con las personas que no tenemos nada que comer. La situación que estamos viviendo los venezolanos es bastante crítica, y, por los momentos no se vislumbra una salida a la crisis”.
Niños y adultos con desnutrición severa
Pero no son solo estos almuerzos con que la Iglesia atiende a los venezolanos, también les hace seguimiento a su salud con el control de talla y peso porque ha encontrado casos de desnutrición severa en adultos y niños. En ese sentido, Fray Johan Caldera, habló del servicio médico que la parroquia ofrece a las personas de escasos recursos económicos de la zona. Entre estos citó las áreas de medicina general, pediatría, psicología, ginecología, así como laboratorios donde realizan exámenes médicos a precios económicos.
También se refirió a la atención que ofrecen en el Centro Comunitario en el sector “El Polvorín”, donde atienden unos 80 niños que se encuentran en situación de calle. “Algunos tienen familia y otros son becados por la Congregación. Se les reparte alimento, y se les imparten tareas dirigidas, deporte y actividades recreativas de lunes a viernes”.
Comentó que años atrás desde este servicio social de los agustinos recoletos les obsequiaban mercados a las familias pobres, pero se suspendieron debido a la situación actual que les dificulta cumplir con ese objetivo. “Sin embargo seguimos donando medicamentos y ropa nuevas o usadas en buen estado”, aseguro el religioso.
LA CIFRA: El trabajo de la iglesia venezolana merece ser reconocido, aunque solo se vea como un pequeño gesto de solidaridad en medio de una realidad tan inmensa y dramática. Tanta, que el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, el lunes 24 de febrero dio a conocer un Informe con cifras demoledoras: “una de cada tres personas en Venezuela (32.3%) está en inseguridad alimentaria y necesita asistencia”.
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