Una hermana capuchina nacida en Italia, pero con corazón muy comprometido con Uruguay. Este 9 de noviembre, un día después de la fiesta de la patrona del país, la Virgen de los Treinta y Tres, desde el Vaticano finalmente se anunció que el próximo 15 de mayo de 2022 será canonizada
Hacía media hora que se habían enterado de la noticia. La alegría en el Santuario Beata Madre Francisca Rubatto se generalizó de manera inmediata en la mañana del 22 de febrero de 2020. Así lo confirmó la propia hermana Nora, religiosa capuchina procedente de Argentina, quien se encargó de hablar sobre la buena nueva con Aleteia.
“El Señor exalta a los pequeños”, es lo primero que manifestó al reflexionar sobre la noticia –proveniente del Vaticano– de la aprobación de un milagro atribuido a la Madre Francisca Rubatto, hasta ahora beata.
El 15 de mayo de 2022, cuando será canonizada en Roma, podrá ser considerada como la primera santa del Uruguay. Así se confirmó este 9 de noviembre, luego de que la canonización estuviera postergada debido a la pandemia del coronavirus.
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El dato no es para nada menor, pues Uruguay históricamente ha sido considerado el país más laico de América Latina y la sencillez de una religiosa que se encargó de dar esperanza a través de diversas obras de misericordia en zonas vulnerables representa un verdadero sacudón.
En tanto, en cuanto al milagro que la lleva a los altares, la hermana Nora recordó que está vinculado a un joven que tuvo un accidente de tránsito en la localidad uruguaya de Colonia y que lo dejó con muerte cerebral.
Una vez conocida la tragedia, una tía vinculada al colegio de las hermanas capuchinas en Uruguay comenzó a rezarle a la madre Francisca –algo que se extendió también entre las religiosas- hasta que luego de un proceso se confirmó la recuperación y la ausencia total de secuelas. Una historia más que conectada con un suceso que cambiaría la vida para siempre de esta hermana y que damos a conocer a continuación:
¿Quién es la Madre Rubatto?
Nacida el 14 de febrero de 1844 en la provincia de Piamonte (Italia), a los cuatro años perdió a su padre y a los 19 a su madre, hecho que la hizo viajar a Turín. Inmediatamente Ana María Rubatto empezó a trabajar por los más necesitados, entre otras cosas a través de la enseñanza del catecismo y la visita a enfermos.
En el año 1883 Ana María viaja a la localidad de Loano y es ahí, según recuerda el sitio web de las Hermanas Capuchinas de Madre Rubatto, donde un día, al salir de la iglesia, oyó lamentos y llantos tras la caída de una piedra proveniente de una construcción que había caído sobre la cabeza de un joven. En ese momento Ana María auxilió al muchacho, “lavó y curó la herida”.
La construcción, prosigue el relato, debía albergar a una comunidad femenina y se estaba buscando directora. Fue ahí cuando el padre capuchino Angélico de Sestri Ponente pensó que Ana María podría hace cargo de la dirección.
Hasta ese momento Ana María trabajaba en los oratorios salesianos, por lo cual la decisión la tomó junto a su director espiritual y el propio Don Bosco. Después de mucha oración decidió ser parte de esta nueva familia religiosa.
Y partir de esa decisión el gran viaje de Ana María hacia la santidad se consolidó, pues -luego de cambiar su nombre por el de Hermana María Francisca de Jesús- en 1892 cruzó el océano con otras religiosas para fundar casas en Montevideo, la capital de Uruguay. Pero su labor se extendió también a otros países de la región como Argentina y Brasil.
El 6 de agosto de 1904, luego de una vida de entrega a los demás, falleció en Montevideo, el país de América al cual amó de manera especial y en el que dejó un legado que al día de hoy ya tiene más de 125 años.
Ver video de lglesia Católica de Montevideo que recuerda el aniversario 125:
Fue beatificada por Juan Pablo II el 10 de octubre de 1993 y este 9 de noviembre (al igual que aquel 22 de febrero) todos en Uruguay se sorprenden –y muchos tal vez sin percibir el alcance de la gran bendición recibida- con una noticia que seguramente también pasará un tanto silenciosa sin grandes cabeceras en medios seculares, al mejor estilo Madre Francisca Rubatto.
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