El 3 de febrero de febrero de 1989, hace 31 años, un golpe de Estado ponía fin a una de las dictaduras más larga de América Latina. Alfredo Stroessner era derrocado tras permanecer durante 35 años en el poder. Los nuevos tiempos para el Paraguay fueron precedidos por la visita de Juan Pablo II.
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“No se puede arrinconar a la Iglesia en sus templos, como no se puede arrinconar a Dios en la conciencia de los hombres“, fueron las palabras expresadas por Juan Pablo II, ante las autoridades paraguayas, en el Palacio de Gobierno, durante su visita en mayo de 1988.
La llegada por primera vez de un Papa al Paraguay, el carisma de Karol Wojtyla y sus mensajes, contribuyeron a que el Paraguay empiece a perder el miedo.
En su reunión con los jóvenes en Ñu Guasu, Luque, San Juan Pablo II, pidió a los mismos “construir un nuevo Paraguay”.
Las personas que estuvieron presentes en aquella multitudinaria celebración, recuerdan aquella visita como un bálsamo de esperanza, para un país sumido en el miedo y la ambición de poder.
El periodista y escritor Mario Rubén Álvarez explicó durante una entrevista concedida a Aleteia que la llegada del papa Juan Pablo II fue uno de los factores que ayudó a que la dictadura stronista se termine en Paraguay.
“En el año 1977, asumió Jimmy Carter como presidente en los Estados Unidos. La forma de hacer política de este país, que siempre incidió en destino de otros, cambió y eso tuvo impacto en las dictaduras. Juan Pablo II, llegó al Paraguay en el contexto de un régimen debilitado y trajo consigo un mensaje de libertad, de un nuevo país”, explicó.
El investigador cultural recordó que Juan Pablo II no dio un discurso explícito contra el régimen, pero de forma subliminal habló sobre la necesidad de construir un nuevo país, sin opresión.
“Juan Pablo II no fue el único factor para la caída de la dictadura de Stroessner. Sin embargo, su visita al Paraguay fue muy importante para que esto aconteciera y el pueblo celebre la libertad”, aseguró Álvarez.
Una reunión clave con la sociedad
La dictadura se estaba debilitando y el temor de Alfredo Stroessner, era evidente. Una semana antes de la llegada del Sumo Pontífice, el dictador habría intentado suspender una reunión del Papa con “los constructores de la sociedad”.
Por presión del Vaticano y de la sociedad, finalmente este encuentro se celebró el 18 de mayo en el Palacio Nacional de Deportes, en Asunción, bajo multitudinaria presencia de las fuerzas de seguridad.
Juan Pablo II había calendarizado una reunión con los sindicatos, estudiantes, campesinos y defensores de los Derechos Humanos, sector al que denominaron “constructores de la sociedad”.
“Yo estuve en aquella reunión. Este fue un hecho simbólico y clave para entender el mensaje de Juan Pablo II. Ahí, nos habló sobre el árbol de la vida, cuyos pilares eran la liberta y la justicia, aquello que justamente necesita el país”, comentó Mario Rubén Álvarez.
El 16 de mayo de 1988, miles de personas esperaban bajo una fuerte lluvia, llegaba al país Juan Pablo II. Antes de que se conmemore el primer aniversario de su visita, Stroessner fue derrocado.
Durante su visita, San Juan Pablo II también canonizó al beato Roque González de Santa Cruz, el único santo de Paraguay, y a sus compañeros mártires Juan del Castillo y Alfonso Rodríguez.
El polaco Karol Józef Wojtyla sería el primer Sumo Pontífice en pisar tierra guaraní. Los encuentros en Asunción, Caacupé, Encarnación, Villarrica y el Chaco fueron multitudinarios.
Una de las dictaduras más largas de América Latina
Stroessner asumió como presidente de la República del Paraguay el 15 de agosto de 1954. El mandatario lideró un régimen autoritario de carácter militar hasta la mañana del 3 de febrero de 1989. El militar gobernó el país durante casi 35 años.
Según datos de la Comisión de Verdad y Justicia, el régimen de Stroessner dejó una secuela de 425 desaparecidos y la detención arbitraria de casi 20.000 personas. Además y forzó el exilio de más de 20.814 paraguayos.
Stroessner era parte de la Operación Cóndor (o Plan Cóndor), que consistió en la coordinación de los servicios de inteligencia de las dictaduras del Cono Sur entre los años 70 y 80 para la persecución y exterminio de opositores.
El que fuera dictador chileno Augusto Pinochet fue el impulsor de la operación, en la que también participaron Jorge Rafael Videla (Argentina), Juan María Bordaberry (Uruguay), Alfredo Stroessner (Paraguay) y Hugo Banzer (Bolivia).
Hasta la fecha, cientos de familiares de las víctimas de la dictadura singuen sin conocer el destino de los restos de sus seres queridos.
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