¿Te cuesta mostrarte como eres, defectos incluidos?Dar ejemplo es algo que nos motiva a ser mejores. Pero cuando observamos el asunto desde el otro lado, ¿realmente buscamos como amigos a seres perfectos? ¿Acaso existen las personas perfectas?
Tener a alguien que juega a ser perfecto todo el día puede llegar a ser agobiante y entristece.
Un amigo impecable, que siempre hace el trabajo bien, que saca los mejores resultados, que es obediente, que siempre sonríe y ayuda, que tanto sabe de tenis como de matemáticas, que se desempeña a la perfección en cualquier aspecto de la vida, que es tan bueno que parece un ángel, que solo muestra su cara amable… ¿de verdad queremos amigos así?
Eres el perfecto amigo cuando eres imperfecto
Las personas tenemos defectos y cuando encontramos a alguien que en apariencia hace todo a la perfección, nuestras neuronas espejo explotan. ¿Por qué? Porque algo chirría en nuestro interior y nos dice que tanta perfección tiene alguna grieta que no vemos pero intuimos que existe.
Las personas no necesitamos a alguien perfecto a nuestro lado, necesitamos amigos que nos quieran y a los que podamos querer. Con sus virtudes y sus defectos. Eso es la auténtica naturaleza humana.
No nos va el “postureo”, porque detrás de eso hay siempre vanidad, inseguridad… una lista de aspectos negativos y tóxicos de los que es mejor prescindir. No se trata de ser malote, pero sí de reconocer que todos llevamos defectos de serie a los que se van sumando las meteduras de pata más o menos voluntarias. Cuantos más años, más experiencias y más oportunidades de ser sabios (eso incluye pedir perdón, claro).
Empatizamos más con aquellos que se muestran realmente como son, también con sus fallos.
Mostrar que somos imperfectos despierta en los demás un camino para la verdadera amistad: nos van a querer por lo que somos, no por lo que tenemos o podemos darles.
Nuestros fallos no importan para los verdaderos amigos
Así que darnos a conocer con nuestros fallos e imperfecciones nos lleva a ser amados más que si estuviéramos sobre un pedestal.
“No es que valoremos más la imperfección, es que es más fácil que nos sintamos reflejados en ella, permitiéndonos a la vez identificarnos con los demás y aceptarnos mejor a nosotros mismos, lo que contribuye a mejorar nuestro equilibrio emocional haciéndonos mas libres”, afirma Josefa Pérez, presidenta de la Asociación Nacional de Psicólogos clínicos y sanitarios (ANPCS).
Así que pónselo fácil a tus amigos: muéstrate como eres y deja que te ayuden a ser mejor.
Cuando uno tiene amigos que no se avergüenzan de mostrar sus limitaciones y sus discapacidades, se siente más libre para mostrar también las suyas (ahí las neuronas espejo se encuentran tan a gusto). Esta situación descomplica, rebaja el estrés y la ansiedad.
La sencillez es un aspecto de la amistad que en la adolescencia ayuda a madurar: reconocernos como somos y aceptar a los demás. Uno disfruta inmensamente más de la vida cuando está con gente ante la que no tiene que “ponerse la careta”. Y no solo en la adolescencia: hacerse mayores y enseñar las cicatrices que uno acumula también es sanador.
Te puede interesar:
Las decisiones importantes en la vida requieren valentía
Te puede interesar:
A 10 años de la peor decisión de mi vida
Te puede interesar:
¿Para ser su mejor amigo tengo que ser perfecto?