Un consumo excesivo de refrescos endulzados con edulcorantes podría tener consecuencias muy negativas para la salud.
Es alarmante saber que el consumo de refrescos azucarados y edulcorados a día de hoy es alto tanto en adultos como en niños. Preocupa este consumo excesivo de bebidas azucaradas porque está asociado con diversas enfermedades, como la obesidad y la diabetes tipo 2. Además, favorece la ganancia de peso dada su gran cantidad de calorías vacías que no aportan nutrientes.
Por miedo a este aumento de peso fruto de un excesivo consumo de azúcar, creció la preocupación de la población que en muchos casos ahora opta por refrescos edulcorados (sin agregado de azúcar), con distintos edulcorantes no calóricos artificiales como sucralosa, aspartame, estevia, entre otros. Se piensa que son más saludables que las bebidas azucaradas. ¿Es eso cierto?
En los refrescos de tipo “light” uno de los edulcorantes artificiales más utilizados es el aspartamo, y se ha observado que a pesar de que es cierto que no aporta calorías en forma de azúcares, igual posee efectos similares al azúcar incrementando los niveles de insulina y glucosa luego de su ingesta.
Se ha investigado si estas bebidas pueden aumentar el apetito activando respuestas cerebrales o alterando el balance osmótico, pero no se ha encontrado hasta el momento evidencia científica que lo avale. Del mismo modo que no hay evidencia de eficacia a largo plazo para controlar el peso, u obtener un beneficio en la pérdida de peso solo por la ausencia de calorías.
Sin embargo, sí se hay evidencia de que algunos tipos de bebidas edulcoradas podrían inhibir las hormonas encargadas de la saciedad.
Por tanto, no es recomendable la inclusión de refrescos azucarados o sin azúcar en la dieta habitual, porque no ayuda en nada a adoptar un patrón de alimentación adecuado, y por el contrario puede afectar tanto a tu peso como a tu salud.
No todo es por las calorías
Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, no hacen un daño directo sobre la salud, pero tampoco son inocuos.
Consumir bebidas azucaradas no está relacionado únicamente con su nivel de azúcar, sino con otros factores como la saciedad, la palatabilidad y el resto de la dieta.
Las bebidas con edulcorantes artificiales, al igual que las bebidas azucaradas, por su dulzor extremo altera la percepción de los sabores y desplaza de la dieta a otras bebidas y alimentos más saludables como el agua, las frutas, por ser menos dulces, llevando a una dieta de peor calidad.
Esto es porque tanto la sacarosa (azúcar) como la sucralosa (edulcorante artificial) aportan un sabor dulce, que producen en el cerebro la liberación de dopamina, hormona que genera sensación de placer, y provoca una activación incompleta de satisfacción que, a la larga, impulsa a comer más.
Por otro lado, también pueden afectar a la salud, en 2012 Gardener y colaboradores en su estudio determinaron una relación entre el consumo de bebidas edulcoradas y el aumento del riesgo cardiovascular, y asociaron consumo diario de estas bebidas a un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
No es saludable para los adultos y mucho menos para los niños
Es preocupante también como ha crecido el consumo de bebidas azucaradas y edulcoradas en niños. Se ha observado que el consumo continuado de refrescos con o sin cafeína, parece tener un efecto catabólico sobre los huesos de niños, provocando la pérdida de masa ósea.
Además, estamos frente una pandemia de obesidad en la cual los niños no están ajenos a esto, y el consumo de refrescos desde temprana edad no es aconsejable ya que desplaza de la dieta a otras bebidas y alimentos más saludables como el agua, leche, o incluso la misma fruta.
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¿Se pueden consumir?
No hay una dosis recomendada de refrescos con edulcorantes que sea saludable, sí puede ser mejor tomar una bebida edulcorada que una con azúcar, pero lo importante es la cantidad que se consume, y en ningún caso se debe usar como sustitutivo del agua.
En conclusión, los edulcorantes son seguros pero no inocuos ni mucho menos saludables. Significa que es seguro a dosis altas (no causa toxicidad), pero un consumo excesivo puede tener consecuencias para la salud. Por lo tanto, debemos reducir al máximo (ni diario, ni semanal sino ocasional) el consumo de productos tanto azucarados como edulcorados por el beneficio de nuestra salud.
Lo más recomendable es el consumo de agua tanto en niños como en adultos, sea con o sin gas, o de aguas saborizadas caseras, naturales como, por ejemplo, al agua fresca se puede agregar unas rodajas de limón, u otra fruta, hierbas, o lo que más les guste, pero sin agregarle azúcar o edulcorantes.
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