Reflexiona en soledad para decidir libremente asumiendo las consecuencias
Quieres casarte con la persona que amas pero tu familia se opone. No contar con la aprobación de tus padres te pone en una situación difícil: deseas que sean felices, pero al mismo tiempo quieres ser fiel a la persona con la que te comprometes a pasar el resto de tu vida. Es una situación que requiere tomar ciertas acciones para decidir bien.
Escucha y reflexiona
No debes ignorar obstinadamente las opiniones de las personas que te conocen y aman. Habla y escucha a tus padres. Escucha lo que te dicen, analiza si lo que piensan es coherente, si creen que es precipitado o no es bueno para ti y conoce los motivos.
Permitirles expresar sus objeciones. Puede resultar que simplemente no hayan tenido la oportunidad de conocerlo realmente, o tal vez su oposición se basa en un malentendido. Si puedes llegar al fondo del problema, todo será más claro y podrás resolverlo.
También podría darse el caso de que tengan un problema legítimo con tu prometido: te ha engañado en el pasado o ha sido demasiado controlador o exigente. Puedes darte cuenta de que las preocupaciones de tus padres son válidas y que debes considerarlas seriamente.
Toma tu decisión con libertad
Al tomar una decisión tan importante como la del matrimonio, es necesario recordar que eres tú quien tendrá que vivir con esa decisión, no tus padres. Esto significa que siempre es útil recibir asesoramiento, pero nuestras elecciones son en última instancia nuestras.
Valora tu libertad y defiéndela con convicciones. Si la influencia de tus padres es tan fuerte que no puedes decidir por ti mismo, entonces es posible que no tengas la madurez suficiente para dar ese paso que requerirá asumir consecuencias responsablemente.
Somos libres de tomar nuestras propias decisiones en la vida, pero todo acto de libertad, toda decisión, siempre trae consecuencias negativas y positivas que tendremos que reconocer y aceptar con responsabilidad y voluntad para mantenernos firmes en ellas.
Hazte preguntas y valora las consecuencias
Delante de una decisión, siempre hay un momento de soledad. No podemos tomar decisiones en nombre de otro. En el momento de elegir a tu futuro cónyuge hay un momento exclusivo con uno mismo que tienes que abrazar sin miedo.
En ese momento de soledad será muy importante hacerse preguntas como
- ¿Son buenas las razones de mis padres?
- ¿Puedo vivir sin su aprobación?
- Si la aprobación de tus padres es un factor decisivo, ¿qué dice eso sobre tu capacidad para ser realmente una pareja unida?
- ¿Qué pasará si tomas esta decisión?
- ¿Es lo mejor para ti? ¿Y para los demás?
Estas otras preguntas también pueden ayudarte a decidir:
Pide ayuda a Dios para tomar la decisión correcta y proyecta el efecto de esa decisión.
Te puede interesar:
Matrimonio: antes del “sí quiero”, hazte estas preguntas