“De la mano de Dios navego en las tormentas más enrarecidas”. La muerte en Caracas de un auténtico testigo de su tiempo
Poeta de larga trayectoria y hombre de recia fe. Un creyente que reflejaba en sus Soliloquios la sorpresa que Dios le daba cada día: “Me levanto agradecido con la sorpresa de abrir los ojos y sentir que Dios está vivo y aquí a mi lado siempre, y con esas certezas me interno en las selvas más profunda y navego tormentas cada día más enrarecidas”.
Tenía 86 años y verdadero horror por la intolerancia, la cual denunciaba como “un estado de agresión inaceptable, no importa si la misma la producen gobiernos de izquierda o de derecha”.
Temía los alcances que esta “enfermedad” podría significar para Venezuela pues en este continente tenemos una larga historia de dramas cuyo origen es la intolerancia. Además, en una entrevista a Edgardo Agüero en La Razón hace un par de años, confesó sus temores: “Podríamos terminar en un estado de sitio –y así tituló uno de sus libros- que para mí en la vida interna de un país, comienza cuando el Gobierno y Estado son una misma cosa y su objetivo es controlar la vida de sus ciudadanos”.
Pero también, como hombre de fe, tenía sus esperanzas puestas en lo mejor del ser humano: “Espero que así como tenemos una memoria frágil para recordar y aprender lecciones, también tengamos esa misma fragilidad para olvidar nuestros odios”.
De gastrónomo a conciencia del país
Rubén Osorio Canales comenzó como cronista gastronómico. Su libro “Memorias del Fogón”, donde expone 100 deliciosos platos caseros de Venezuela, alcanzó gran éxito en Amazon que lo describió así:
“En este libro, Rubén Osorio Canales rinde homenaje a casas, mesas y personas que él conoce y lo lleva a uno de invitado. Por eso se convierte en un relato novedoso en el que, entre ollas y sartenes, tertulias y saberes, asoma lo que somos y lo que nos gusta. La cocina, que forma parte de las cosas del alma, se hace patria cuando las emociones son palabras que evocan aromas y sabores que viven en la memoria colectiva. Osorio Canales lo hizo. Y por ello, los que escribimos con cuchara y tenedor, le agradecemos”
Era también un columnista de fuste. No eludía temas ni evitaba ser políticamente incorrecto cuando se trataba de exponer sus ideas. La poesía, la dramaturgia y el drama de su patria, encerrada entre las cuatro paredes de la perversidad y el acoso, ganaron la partida y a ello se dedicó con mayor ahínco. Su país dividido lo desgarraba: “El daño que Chávez le hizo a esta sociedad reviviendo el discurso del resentimiento social y dividiendo al país entre los que están conmigo y los que están contra mí, fue muy grande y cada día lo sufrimos más”.
Los sueños son para cumplirse
Estaba seguro de que no estábamos condenados los venezolanos a renunciar a nuestros sueños: “De ninguna manera, los sueños están allí para hacerlos cumplir y para eso están nuestra voluntad, nuestra perseverancia, nuestro coraje, pero sobre todo creer en ellos (…) quien tiene sueños de libertad, de alguna manera tiene la poesía enlazada a su alma y contra ella no pueden, ni la represión, ni las bombas lacrimógenas, ni las tanquetas, ni los tiros, así estos sean tiros de gracia, porque contra la poesía no hay fuerza, ni maldad que pueda derrotarla”.
Coterráneo de Chávez
Para Osorio Canales –procedente, por cierto, del estado Barinas, la tierra donde también nació Hugo Chávez- era “doloroso hablar de una diáspora que desangra a la nación por los cuatro costados, y de la muerte de los partidos políticos sin que los mismos se hayan enterado de su propia agonía”.
Y la Navidad pasada hacía algunas confesiones públicas: “Confieso que una agenda con estos temas no es la que queremos abordar en fechas como estas, en las que deberíamos ocuparnos del espíritu de la Navidad, de la unión, la solidaridad, la convivencia y el fortalecimiento de la gente en momentos de mucho dolor, porque no hay una sola familia que no haya sido herida y separada por la crueldad política de un régimen que no cree en otra institución que no sea la del Estado como dueño y dictador de todo”.
Coherencia de vida: el amor siempre presente
Se definía como un luchador por mantener la coherencia en su vida, “una coherencia –explicaba- entre el ser que escribe y el ser que vive. Un poeta en su escritura no puede fingir lo que no es. Soy un poeta que vive en este mundo y en este tiempo y son las cosas de este mundo y de este tiempo las que mueven mi sensibilidad (…) El amor está siempre en lo que escribo, no hay un solo verso mío en el que esté ausente”.
Varias personalidades manifestaron su pesar por la desaparición del admirado escritor. Entre ellos, el combativo periodista venezolano en el exilio, Rafael Poleo, editor de la revista Zeta y el diario El Nuevo País, colocó en su perfil de Twitter “Lamentamos el fallecimiento de Rubén Osorio Canales, venezolano de múltiples talentos y notable energía creativa”.
Rubén se fue hoy, al encuentro de aquél ser que lo sorprendía cada día al despertar, que sentía vivo a su lado…y que ya conoció en su plenitud.
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