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San Óscar Romero, obispo, mártir y defensor de los pobres

ROMERO
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Dolors Massot - publicado el 23/03/22 - actualizado el 23/03/25
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Valiente testigo del Evangelio, san Oscar Romero dio la vida por defender a los más pobres, denunciando públicamente la violencia y las injusticias del régimen.

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Oscar Arnulfo Romero Galdámez nació el 15 de agosto de 1917 en San Miguel, Ciudad Barrios (El Salvador). Fue el segundo de ocho hermanos de una familia humilde.

De pequeño asistía a la escuela y después aprendía el oficio de carpintero, pero a los 13 años asistió a una ordenación sacerdotal y le dijo al padre del nuevo cura que él también quería ser sacerdote.

Ingresó al Seminario menor claretiano de San Miguel y en 1937 pasa al Seminario de San José de la Montaña de San Salvador, dirigido por jesuitas. Ese mismo año viajó a Roma para estudiar Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana. Allí conoció a monseñor Giovanni Battista Montini, el futuro papa Pablo VI.

Fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942. En 1943, a causa de la Segunda Guerra Mundial, regresa a El Salvador. Defendía y divulgaba los contenidos del Concilio Vaticano II y Medellín, pero no seguía la Teología de la Liberación.

Defensor de los pobres

Después de casi 30 años de labor pastoral, en 1970 fue ordenado y nombrado obispo auxiliar de San Salvador. En 1974, fue designado obispo de Santiago de María. En aquel momento comenzaba a vivirse la represión contra los campesinos organizados.

En junio de 1975, la Guardia Nacional asesinó a 5 campesinos, y monseñor Romero acudió a consolar a los familiares de las víctimas y a celebrar la Misa.

La relación entre el Estado salvadoreño y la Iglesia se tensa. Monseñor Romero envía una carta privada de queja al presidente Molina, que era amigo.

Monseñor Romero no hacía política, pero se mostró al lado de los pobres, sobre todo los que llegaban a la ciudad: él abrió las puertas del obispado para darles un techo.

Denuncias que le costaron la vida

En medio de un clima violento, fue nombrado arzobispo de San Salvador en 1977. Su lema era "Sentir con la Iglesia". Su objetivo era: "Construir una Iglesia fiel al Evangelio y al Magisterio de la Iglesia".

Pocos días después, asesinaron a su amigo el Padre Rutilio Grande. Esto le impactó fuertemente.

Víctima de fuertes calumnias, monseñor Romero se convierte en mediador de conflictos laborales y trabaja por la reconciliación y la justicia en su país.

El 23 de marzo, Domingo de Ramos, el obispo había denunciado públicamente la violencia paramilitar, la injusticia social y las torturas de parte del régimen militar.

Al día siguiente, 24 de marzo de 1980, mientras celebraba Misa en la capilla del Hospital La Divina Providencia en San Salvador, escuadrones de la muerte ultraderechistas lo mataron a tiros.  

Un mártir moderno

A su entierro, el 30 de marzo frente a la Catedral, asistieron cerca de 100.000 personas.

El 3 de febrero de 2015, el papa Francisco afirmó mediante decreto que el asesinato de monseñor Óscar Romero fue por odio a la fe. Así, la Congregación Pontificia para las Causas de los Santos del Vaticano, lo declaró mártir.

En una carta enviada a Mons. José Luis escobar Alas, arzobispo de San Salvador, con motivo de la beatificación del Obispo Romero, el papa Francisco dijo:

En tiempos de difícil convivencia, Monseñor Romero supo guiar, defender y proteger a su rebaño, permaneciendo fiel al Evangelio y en comunión con toda la Iglesia. Su ministerio se distinguió por una particular atención a los más pobres y marginados. Y en el momento de su muerte, mientras celebraba el Santo Sacrificio del amor y de la reconciliación, recibió la gracia de identificarse plenamente con Aquel que dio la vida por sus ovejas.

El 14 de octubre de 2018 fue declarado santo por el papa Francisco. Durante la canonización, el pontífice comentó que "el martirio de Mons. Romero no fue puntual en el momento de su muerte, fue un martirio-testimonio, sufrimiento anterior, persecución anterior, hasta su muerte". 

Oración

Oh, Dios Padre Misericordioso,
que por mediación de Jesucristo y la intercesión de la Virgen María, Reina de la Paz;
y la acción del Espíritu Santo
concediste a san Óscar Arnulfo Romero la gracia de ser un Pastor ejemplar
al servicio de la Iglesia; y en ella preferentemente a los pobres y los necesitados.

Haz, Señor, que yo sepa también vivir conforme al Evangelio de tu Hijo
y concédeme por la intercesión de san Óscar Arnulfo Romero, el favor que te pido … (pídase).
Así sea.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

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