Novias ‘llegadas del cielo’, protagonistas de una inusual boda -que reunió a 60 parejas, entre ellas varios abuelos- celebrada en un barrio popular de Bogotá Sesenta parejas de diferentes las edades, que llevaban años de convivencia, decidieron unirse por el sacramento del matrimonio en una ceremonia colectiva que se llevó a cabo en el barrio Juan Pablo II de Ciudad Bolívar, en el extremo sur de Bogotá.
Los padrinos y pajecitos de estos esposos fueron, en la mayoría de los casos, sus hijos, nietos y hasta bisnietos. Muchas de las parejas han compartido su vida durante décadas y tienen familias numerosas, como Luis Antonio Novoa y Carmen Rosa Cruz quienes hace 39 años están juntos. Este sábado ambos dijeron estar felices de cumplir la voluntad de Dios.
“Dios quiere que se dé la familia”, dijo monseñor William Casas, vicario episcopal de Santa Isabel de Hungría, quien presidió la ceremonia religiosa junto al presbítero Tomás Acevedo, párroco de María Reina de los Apóstoles, donde se celebró el matrimonio masivo.
De la organización de esta ceremonia y el festejo posterior participaron la Iglesia católica, la Alcaldía de Bogotá, comerciantes y un buen número de vecinos de Juan Pablo II y barrios cercanos, ubicados en Ciudad Bolívar. En esta localidad se concentra la mayor cantidad de población desplazada en la ciudad –con todas las dificultades económicas y sociales que esto conlleva–, que vive en viviendas de invasión construidas de manera precaria.
Muchas parejas vivan en unión libre, y querían jurarse amor eterno ante Dios y ante 1.500 vecinos. Por eso volaron por las estaciones del Tunal, Mirador del Paraíso, Manitas, y finalmente Juan Pablo II, donde los operarios de @TransMilenio les hicieron calle de honor. pic.twitter.com/Er6iQa5RXw
— Federico Ortega O (@OrtegaFede) December 9, 2019
En medio de tantas necesidades, esta comunidad aceptó el llamado de Dios y la invitación de los sacerdotes, quienes en su misión evangelizadora tocaron las puertas de muchos hogares durante varios meses y prepararon a las parejas para contraer matrimonio.
“Fue muy importante descubrir que hay deseo de muchas personas de constituir matrimonio, aunque se diga que en esta época ya no es una prioridad para los jóvenes. Aún hay deseo por vivir una vida de fe y es importante destacar ese valor de la vida parroquial que esas familias quisieron adquirir”, dijo el párroco Acevedo a los medios de comunicación.
Novias ‘bajadas del cielo’
Literalmente las novias ‘bajaron del cielo’ para contraer matrimonio, porque llegaron en Transmicable, el sistema de transporte aéreo tipo teleférico, sostenido por cable, que desde hace un año beneficia a los habitantes de estos sectores.
Vestidas con trajes blancos y del brazo de sus papás, hijos, mamás o hermanos bajaron de las cabinas, mientras en el fondo los altavoces de la estación dejaban oír la marcha nupcial. Luego se encontraron con sus futuros esposos y juntos atravesaron una larga calle de honor formada por niños que en sus manos sostenían flores y faroles. Finalmente llegaron a la Plazoleta El Sapo, lugar de la Eucaristía, donde cientos de familiares, amigos y vecinos los recibieron con aplausos.
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En sus rostros se notaba la felicidad de unirse mediante la gracia de Dios a la persona con quien habían formado una familia. Varios de ellos aseguraron al Canal Cristovisión que tomaron la decisión “Porque es maravilloso estar en los caminos de Dios”, “Para dar un buen ejemplo” y “¡Porque con 80 y pico de años y 60 juntos ya era hora de casarnos!”.
Después de la ceremonia religiosa, hicieron un brindis y degustaron una torta de grandes dimensiones, elaborada por personas de la comunidad que tomaron clases gratuitas de repostería ofrecidas por el SENA, entidad del gobierno que brinda capacitación en oficios y actividades técnicas.
La cena fue donada por algunos restaurantes de la ciudad y la música corrió por cuenta de la Orquesta de la Policía de Bogotá. Todo un ejemplo de cooperación entre varias entidades y la comunidad que hicieron posible esta gran integración social. “No era para menos ya que no es muy común ver sesenta parejas que toman la decisión de casarse, sin pensar en los años ni en las dificultades”, comentó uno de los asistentes a Aleteia.
“Quiero invitar a todas las parejas y a las familias a que vivan y experimenten en el sacramento del matrimonio la posibilidad de crecer en el amor, en la fidelidad, en el respeto, en los valores”, fue el llamado de monseñor William Casas al finalizar la ceremonia colectiva.
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