Los psitácidos es la familia a la cual pertenecen las guacamayas, loros, pericos, cotorras y periquitos. “Malú”, diminutivo por el cual se conoce a María de Lourdes González, casi que forma parte también de esa familia como un miembro más.
Se desplaza en una moto que detiene a la vera de cualquier camino para detallar las guacamayas que en Caracas revolotean por todas partes. En el valle más verde que se pueda imaginar, El Ávila es una acogedora montaña que enamora a estos enormes pájaros que llenan el cielo de colores.
“Roberto” la hizo ecóloga
Era todavía una niña cuando su abuela regresó del Amazonas con un regalo. Se trataba de un perico ojo blanco que llamaron Roberto.
“Mordía a todos y odiaba a los hombres. Era antipático y arisco, pero amaba a Malú –relata la periodista especializada en temas de ecología Helena Carpio, quien la entrevistó para un reportaje en el portal ProDavinci-. A Roberto le encantaba la música de Celia Cruz y bailaba salsa!”.
Esa experiencia con el animalito inspiró en Malú su deseo de convertirse en bióloga, hoy con doctorado en Ciencias Biológicas en la Universidad Simón Bolívar de Caracas (USB), donde actualmente investiga e imparte clases.
Entre los 400 tipos de aves que existen, sólo en el valle de Caracas – sin contar las que están en El Ávila- hay especies de guacamayas que se diferencian por su colorido. Las hay azules y amarillas, tricolor dibujando la bandera nacional, otras de un rojo vivísimo lo que, además de su majestuoso vuelo, las hace distintivas como aves ornamentales dada su cualidad estética.
“Las clasificamos por sus colores –nos cuenta Malú-. Desde hace cientos de años definimos que esas eran las especies que estaban en la ciudad. No tenemos claro qué va a pasar en el futuro pues hay aves que se están cruzando entre sí produciendo híbridos muy novedosos. Formalmente hablando, hoy sólo tenemos cuatro especies.”
Ahora bien, todos los que exhiben un pico con forma de garfio pertenecen al mismo grupo de animales.
Hace unos treinta años fueron introducidas – no es una especie nativa- en la capital venezolana estos animales, tan sociables, que cientos de personas las reciben en las ventanas o terrazas de sus casas o apartamentos, les hablan, les dan de comer, les toman fotos y hasta les cantan o les ponen música, cosa que estas aves parecen disfrutar mucho.
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