Alessandra ("Sandra") no estaba contenta con vivir una vida ordinaria. Desde el momento de su primera infancia, deseaba una vida de santidad, un deseo fomentado por sus padres Giuseppe y Agnese Sabattini.
Desde que tenía 10 años, Sandra llevaba un diario, en el que escribía:
Dos años después, en 1974, conoció al Siervo de Dios Oreste Benzi, fundador de la Comunidad del Papa Juan XXIII en Italia.
Ese verano pasó tiempo como voluntaria en la casa de Madonna delle Vette en Canazei, ayudando a jóvenes con discapacidades. Dejó una marca profunda en su alma y luego le dijo a su madre:
Cuando era adolescente, con frecuencia usaba la paga que le daban sus padres para dársela a los pobres, sin dejar casi nada para ella. El corazón de Sabattini estaba centrado en los más vulnerables de la sociedad y quería ayudarlos de cualquier manera posible.
Se graduó de la escuela secundaria en 1980 y luego asistió a la Universidad de Bolonia para estudiar medicina. Su sueño era ser médico misionera en África, atendiendo las necesidades de aquellos que no tenían a nadie que los cuidara.
Mientras asistía a una reunión de la comunidad del Papa Juan XXIII, conoció a un joven llamado Guido Rossi, y se enamoraron, compartiendo los mismos ideales. Se comprometieron para casarse y se unieron por su amor a Dios y a los pobres.
Sabattini siempre se propuso orar diariamente; a menudo se levantaba temprano en la mañana para orar en el silencio de una iglesia cercana. Se arrodillaba o se sentaba en el suelo en un acto de humildad, pasando un tiempo íntimo con Jesús.
Ella escribió:
En abril de 1984, cuando se dirigía a una reunión de la Comunidad del Papa Juan XXIII y, después de dejar su automóvil, fue atropellada por otro automóvil y murió en el hospital el 2 de mayo de 1984, a la edad de 22 años.
Ella dejó un profundo legado de un corazón juvenil en llamas por el amor de Dios. Su vida ha inspirado a muchos, por su celo apostólico y amor a los pobres.
El 2 de octubre de 2019, el papa Francisco aprobó un milagro por intercesión de Sandra, allanando el camino para su futura beatificación. Se requiere un milagro más antes de que pueda ser declarada santa.
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