Imaginar situaciones y actuar con cautela son algunas de las medidas que evitan conflictos y preservan la buena convivencia ¿Quién no ha sido alguna vez sorprendido con un comentario o respuesta incómodo, inoportuno, duro o desagradable?
Si apenas conoces a tu interlocutor, podrías pensar que ha metido la pata o porque hoy no es su día. Pero si es alguien con quien vives o con quien trabajas o ves con frecuencia, entonces, ese tono o comentario grosero se interpreta como una falta de amabilidad que puede incluso sacudir la relación.
La verdad es que, independientemente de si se trata en un gesto aislado, al descubrir que esa persona es capaz de hacer ese tipo de comentarios groseros y agresivos nos vuelve cautelosos porque, a fin de cuentas, nadie quiere ser blanco de este tipo de “agresiones”.
Pero hay ahí otra cuestión: ¿Y si el amigo, compañero o pariente en cuestión es una persona grosera por naturaleza y fuiste tú quien tardó en darse cuenta del eso?
Si ese es tu caso, te sugiero seguir un camino en el que evalúes todas las cuestiones psicológicas que involucran el tipo de interacción que tienes con el individuo y, así, aprendas a lidiar mejor con la situación.
“La lengua de los sabios hace amable la ciencia, pero la boca de los necios rebosa necedad”. (Pr 15,2)
En este contexto, conviene tener cuidado con estas actitudes:
- hacer bromas al respecto de la apariencia de los demás
- ser excesivamente sincero
- ser arrogante
- subestimar a los demás
- pensar que se tiene siempre la razón
- llegar tarde a los compromisos cuando alguien te espera
- no usar expresiones como “buenos días”, “por favor”, “con permiso” y “gracias”
En el diccionario online podemos encontrar varios significados de la palabra necedad, algunos de ellos se refieren al acto ignorante, terco, tonto, como dice arriba la Escritura. ¡Hecho verídico! Porque siempre que actuamos de forma grosera y estúpida con nuestros amigos y familiares nos sentimos tontos, y nos arrepentimos de ello.
Uno de los significados de la palabra necedad, mencionada en el proverbio, es “poca inteligencia”, sin embargo, algo que debe considerarse es que, muchas veces, la persona grosera puede no ser consciente de su mal comportamiento o, incluso, no se siente como alguien grosero.
“ Los sabios atesoran la ciencia, pero la boca del necio es una ruina inminente.” (Pr 10,14)
Sea por falta de filtros y autocensura o por cuestiones culturales que llevan a la persona a creer que su gesto debe considerarse una broma, en muchos casos la persona no tiene la mínima idea de que sus actos pueden herir o dejar a los demás en una posición incómoda.
Si eso se vuelve evidente para ti, lo más viable es ignorar el gesto o las palabras del colega o pariente grosero y, en caso de que estés participando en una conversación, una alternativa es intentar acortarla lo más rápido posible.
“Una respuesta amable calma la furia, una palabra hiriente hace que aumente la cólera.” Pr (15,1)
Con personas así, el mejor camino es evitar la confrontación o presentar ideas opuestas a lo que ella cree.
Pero, si la situación es diferente, escapa de tu control y tu frustración ha llegado al límite, lo mejor es apelar a la franqueza y decirle a la persona cuán grosera está siendo. Y fin de la conversación.