Francisco propone una visión cristiana de la ecología que, además de revisar nuestros propios estilos de vida y cambiar nuestra mentalidad, busca una motivación espiritual: el creyente aprende de la visión de la liturgia y en especialmente en la celebración de la Santa MisaDesde un paradigma espiritual, el papa Francisco propone una visión cristiana de ecología en un nuevo libro, acompañado de un texto inédito en el que exhorta al “verdadero arrepentimiento” por el daño causado a nuestro planeta y a los seres vivos.
La editorial del Vaticano ha publicado, este jueves 24 de octubre 2019, el libro: ‘Nostra Madre Tierra’ en italiano (Nuestra Madre Tierra); una recopilación de los discursos, homilías y textos del pontífice sobre la protección del medio ambiente.
La misa
Francisco insiste en que, además de revisar nuestros propios estilos de vida y cambiar nuestra mentalidad, es necesario tener una visión. Entonces, confirma que el creyente aprende de la visión de la liturgia y especialmente de la celebración de la Santa Misa.
En el texto, sostiene que “el pan y el vino son los primeros alimentos que el hombre ha obtenido al transformar los frutos de la naturaleza, el trigo y las uvas, con su propio ingenio. El hombre ofrece pan y vino a Dios y Él, a través del Espíritu Santo, los transforma en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Los devuelve en el mejor regalo: su Hijo.
El pan y el vino son parte de una circularidad de símbolos: don de Dios, compromiso del hombre, trabajo, esfuerzo; comida necesaria y pan cotidiano, alegría y fiesta vino: “Y como en la Eucaristía, el pan y el vino se convierten en Cristo porque son bañados por el Espíritu, el amor personal del Padre, por lo que la creación se convierte en la palabra personal de Dios cuando se usa con amor “.
Cabe destacar que el Papa en esta obra propone una reflexión espiritual, distinta de la clásica concepción de ecología, sin negar los buenos frutos de algunos aportes laicos, pero con la diferencia fundamental de que la mirada está puesta en el cielo y en el agradecimiento/preocupación por la creación de Dios.
Mujer violada
Esta publicación coincide con la recta final del Sínodo que se lleva a cabo en el Vaticano hasta el 27 de octubre. De hecho, algunos padres sinodales aseguraron que la Amazonia es como una mujer violada que grita de dolor. Probablemente la cita sinodal planteará al papa Francisco profundizar sobre los ‘pecados ecológicos’.
Francisco ya había insistido en los crímenes contra la naturaleza hace cuatro años en la encíclica Laudato Si’, en donde indicaba que la Biblia propone precisamente una relación estrecha entre Dios, el prójimo y la tierra; vinculo amenazado por la ruptura que es el pecado.
Te puede interesar:
Una vida al estilo Laudato si’
Pecado
Pecados que se manifiestan en guerras (la violencia detrás del extractivismo, la minería, la deforestación para la ganadería y la cultivación intensiva), maltrato o abandono de los más frágiles (en este caso , la trata de mujeres, niños y la discriminación de los pueblos originarios) y los ataques a la naturaleza (los bosques, el suelo, los ríos, el aire y los seres vivientes).
La obra también está acompañada por un prólogo escrito por Bartolomé I, Patriarca de Constantinopla, quien había sido citado por Francisco en Laudato Si’: “Un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios”.
En el texto inédito, Francisco invita a un cambio de estilo de vida más sostenible en armonía con la lucha espiritual y concreta (interna y externa) por la protección del medio ambiente.
Arrepentimiento
“Sueño sinceramente con un crecimiento en la conciencia y un verdadero arrepentimiento por parte de todos nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, creyentes y no, por parte de nuestras sociedades, por dejarnos llevar por lógicas que dividen, crean hambre, aíslan y condenan. Sería bonito poder pedir perdón a los pobres, a los excluidos; entonces podríamos arrepentirnos sinceramente incluso del mal hecho a la tierra, el mar, el aire, los animales…”.
Ante estos crímenes ecológicos y los atentados a la dignidad de las personas, Francisco explicó que pedir perdón y conceder perdón son acciones solo “posibles en el Espíritu Santo, porque Él es el artífice de la comunión que abre los cierres de los individuos; y se necesita mucho amor para dejar de lado el propio orgullo, darse cuenta de que estabas equivocado y para tener la esperanza de que son realmente posibles nuevos caminos”.
Por ello, propone el arrepentimiento que es una gracia “para ser humildemente implorada al Señor Jesucristo, para que en la historia, nuestra generación sea recordada, no por sus errores, sino por la humildad y la sabiduría de haber podido revertir la ruta”.
Mirada enferma
El Papa indica la creación como fruto maduro del amor de Dios. Una conexión de todo “en la bondad y en el amor”, de manera que “cada falta de amor tiene repercusiones en todo”. Pecar contra la obra de Dios es “uno de los efectos de esta mirada enferma sobre nosotros, sobre los otros, en el mundo”, que con el “paso del tiempo”, se vuelve en “una mirada enferma que no nos hace percibir todo como un regalo ofrecido por descubrirnos amados”.
Desde el plano de la “inequidad social”, Francisco plantea que esta visión amorosa podría ser una solución a “la contaminación, la migración ambiental, la desertificación, el consumo insostenible de los recursos del planeta, la acidificación de los océanos y la reducción de la biodiversidad “son aspectos inseparables de la inequidad social”. Es decir, una visión espiritual, y menos materialista.
Esta ultima, representada en la creciente concentración de poder y riqueza en manos de unos pocos, las denominadas sociedades del bienestar, los disparatados gastos militares, la cultura del descarte y la falta de consideración del mundo desde el punto de vista de las periferias, así como la falta de protección de niños y menores, de los ancianos vulnerables y de los niños no nacidos.