Los gremios docentes apuntan a un paro nacional debido a los “salarios de hambre” que reciben; sin embargo, “primero agotaremos las conversaciones, pero esa posibilidad no está descartada”
Con testimonios desgarradores, los educadores han tomado desde hace meses las calles de Venezuela, para expresar su descontento y sus necesidades, especialmente, la falta de un salario digno que les permita obtener los insumos básicos para vivir. Hasta hora su queja se ha quedado “como un grito en el desierto” a pesar de contar Venezuela con una Presidencia de la República bicéfala. Irónicamente, ninguna genera las respuestas adecuadas.
Los educadores cada día están peor y no aguantan. Por eso se han colocado en la vanguardia de la lucha a pesar de las enfermedades, del agotamiento físico y mental, y las amenazas y represiones vertidas sobre ellos. Con todo, las respuestas son las mismas: incumplimientos, burlas y desacertadas propuestas por parte del “régimen usurpador” de Nicolás Maduro; y el silencio y la inoperatividad desde el “interinato” de Juan Guaidó.
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Las estadísticas del sector educativo son fatales: más del 50 por ciento de los docentes han abandonado sus puestos de trabajo buscando otras alternativas, bien como parte de la migración forzada o cumpliendo otras actividades. Lo peor es el salario que reciben: 40 mil bolívares mensuales, es decir unos menos de 3 dólares al cambio de divisas en el sistema paralelo que rige en Venezuela. “Eso no alcanza para nada”, aceptan los docentes.
“¿Cómo podemos vivir con un sueldo de 40 mil bolívares?”, rezaba la pancarta que este jueves 2 de octubre sostenían varias maestras del colegio “Ciudad de los muchachos”, adscrito a Fe y Alegría, durante una protesta en Guarenas (Miranda). Al cartel le sumaron los paquetes vacíos de algunos productos con los precios: harina de trigo (30 mil bolívares), harina pan (26.000), café (20.000), leche (60.000) y detergente (Bs 36.000).
La profesora jubilada, Edith Jiménez, recorría las filas de vehículos que se formaron como consecuencia del “trancazo” en la avenida intercomunal de Guarenas y Guatire, mostrando en un cartel el billete de 5 bolívares desaparecido después del último ajuste oficial del cono monetario. “Esta fue la liquidación que me dieron después de 25 años de servicio: cinco bolívares con diez céntimos”, explicaba a los choferes intentando encontrar un poco de solidaridad. “Aunque algunos choferes mostraron sorpresa, parecían estar resignados”, dijo.
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ZAPATOS ROTOS. En medio de la protesta, flanqueada de policías y militares que acudieron para “controlarla”, estaba la profesora Edelmira Bello, de la Unidad Educativa “Nerys Rangel de López”. En su mano derecha llevaba un zapato derecho destrozado y en la izquierda un cartel en el que pedía donación del calzado. “Lo que me quedan son 44 mil bolívares para sobrevivir en un mes”, dijo al ser consultada sobre el salario que recibe.
“Para llegar a la escuela tengo que pedir prestado (…) dando lástima. Mira como estoy”, dijo señalando sus pies a medio calzar. Edelmira dejó escuchar su lastimera petición: “¡Tengan piedad de nosotros! ¡Por favor, ministro Aristóbulo Istúriz, merecemos que nos paguen un salario justo a todos! Los educadores somos los que formamos, los que hacemos bonita a una nación”, decía, llamando la atención hasta de sus propias colegas.
Por su parte, Keyla Parra, docente con 19 años de servicio, conversó con Aleteia y dejó ver que su sueldo no sólo está destinado a los alimentos y la salud de sus hijos, también para el transporte. “El salario no nos alcanza para nada, ni siquiera para trasladarnos al trabajo”. Indicó que vive en Guatire y debe pagar hasta 25 mil bolívares semanales para llegar al colegio “Yolanda Vera”, en Guarenas. “Apenas recibo un pago mensual de 50 mil bolívares”, contó con una mezcla de indignación y tristeza marcada en su rostro.
Primero será un paro de 24 horas
Los educadores venezolanos están agrupados en varias organizaciones sindicales y estas en federaciones nacionales, todas vinculadas al corazón e interés político de sus dirigentes. Todas son signatarias de las contrataciones colectivas ante el Estado Venezolano que las ha dejado de cumplir o las cláusulas quedaron obsoletas debido a la crisis humanitaria. En los últimos meses los líderes sindicales han tenido que aguantarse unos y otros, tolerarse y buscar una estrategia de lucha común debido l sufrimiento y a la presión de sus agremiados.
Parecen entender que solo en la unidad encontrarán solución ante la crisis que los ha tocado con fuerza. Así, durante tres zonales realizados el 1 de octubre, aprobaron un plan de lucha que involucra asambleas en centros educativos y un proceso de concientización dirigida a los padres y representantes, al personal docente y administrativo y otros sectores públicos.
“La meta es que todos participemos porque la educación no solo involucra a los docentes sino a todos los venezolanos”, indicaron en una asamblea en Guatire, a finales de septiembre. Por eso los educadores y sus líderes también han asumido acciones de lucha en la calle, las cuales irán subiendo el tono sin descartar llegar a un paro nacional.
Sitraenseñanza, una de las organizaciones signatarias en Miranda, dio a conocer los acuerdos del zonal de Maracay (Aragua) realizado este primero de octubre, al que además asistieron representantes de los estados Vargas, Aragua, Carabobo, Cojedes, Amazonas, Apure, Guárico y Caracas. “Nos hemos planteado como objetivo salvar la educación, considerando el grave deterioro del servicio. Igualmente, el rescate de la convención colectiva y de los derechos vulnerados por el gobierno de Nicolás Maduro”, dijo Anyela Boada, en conversación con Aleteia, durante la protesta en la avenida intercomunal.
Con los encuentros zonales de las federaciones que los agrupan, se marcó la pauta de las acciones: elección de los comités de conflicto en cada estado, municipio y en los colegios. Posteriormente, realizarán una consulta nacional y se introducirá el pliego conciliatorio de peticiones ante el ministerio del trabajo. “Si no se obtienen las respuestas que esperan los docentes, entonces iremos a un paro nacional o huelga indefinida”, dijo Boada.
También se reunieron en Barquisimeto
El primero de octubre también se reunieron los educadores de los estados Lara, Yaracuy, Portuguesa, Zulia y Falcón, esta vez en Barquisimeto (Lara), para debatir sobre la crisis que los afecta y les ha impedido iniciar el año escolar. Iván Bravo de la Federación de Trabajadores Sindicalizados de la Educación (Fetrasined) Portuguesa, explicó que sus colegas están pasando muchas dificultades, enfermos y muriendo de hambre.
“Qué hacen los maestros en Falcón para sobrevivir, porque en Portuguesa, como en el resto de Venezuela, no estamos muriendo de hambre, por eso debemos irnos a un paro nacional”.
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