Jerónimo de Aguilar sobrevivió a un naufragio, fue rescatado por Hernán Cortés y vio el potencial energético que tenía aquella “fruta con almendras”. Las bondades del chocolate son innumerables. Pero pocos saben quién fue el introductor del chocolate en Europa.
El hombre gracias al cual Europa disfruta hoy de este alimento, que no solo es nutritivo sino puede convertirse en auténtica delicatessen, es Jerónimo de Aguilar.
Aguilar fue clérigo, aunque no se sabe a ciencia cierta si era fraile o subdiácono ya que fuentes de la época hablan de él en diversos términos.
Este personaje nació en Écija (Sevilla, España) en 1489. Embarcó hacia las Indias y participó en la expedición de Vasco Núñez de Balboa para fundar la ciudad de Santa María la Antigua de Darién (en la actual Colombia). Pero su barco se vio atrapado en una gran tormenta y naufragó frente a la isla de Jamaica. Solo lograron salvarse veinte hombres, Aguilar uno de ellos.
Fue así como Jerónimo de Aguilar, además de Gonzalo Guerrero, cayeron en manos de los indígenas, que eran mayas.
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Gonzalo Guerrero llegó a integrarse plenamente en aquella comunidad, se casó y formó una familia, hasta tal punto que, ocho años más tarde, Hernán Cortés acudiría en su auxilio y este agradecería el gesto pero preferiría quedarse con los que ya eran suyos. Tenía, como él mismo dijo a Aguilar, “la cara labrada y horadadas las orejas”. “¿Qué dirán de mí esos españoles, si me ven ir de este modo? Idos vos con Dios, que ya véis que estos mis hijitos son bonitos, y dadme por vida vuestra de esas cuentas verdes que traéis, para darles, y diré, que mis hermanos me las envían de mi tierra”. Guerrero se refería a las “cuentas verdes” que el conquistador español ofrecía a los mayas como rescate.
Esclavo de los mayas
Aguilar tuvo otra trayectoria. Quedó como esclavo de los mayas. Sin embargo, esto le permitió seguir con vida, aprender su lengua y sus costumbres y ser considerado uno más en la comunidad.
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Hernán Cortés acude en su busca y en la de Guerrero, y le envía carta diciendo que los esperarán durante ocho días para que logren llegar hasta ellos. Les manda también “piedras verdes” (podría tratarse de malaquita) para que puedan pagar su libertad. Guerrero agradece el gesto pero lo rechaza, mientras que Aguilar -con el pago de su rescate- logra que su amo lo deje partir. Los mismos mayas lo acompañan al encuentro con Cortés.
Traductor para Hernán Cortés
Es así como Jerónimo de Aguilar se convierte en traductor e intérprete de Hernán Cortés en la conquista de México. Por su conocimiento de la lengua maya sirve de puente para comunicarse con indígenas que hablan otras lenguas.
El chocolate llega a España
Los historiadores tienen constancia de que fue Jerónimo de Aguilar quien ordenó poner chocolate en un cargamento hacia España. Hernán Cortés lo había definido como “fruta con almendras” y sabía de su valor nutritivo: “Cuando uno lo sorbe, puede viajar toda una jornada sin cansarse y sin tener necesidad de alimentarse”.
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El producto llegó al Monasterio de Piedra, situado en la provincia de Zaragoza. Se trata de un enclave fundado por la Orden del Císter en el siglo XIII en el pueblo de Nuévalos. El abad de aquel momento era Antonio de Álvaro y Jerónimo de Aguilar le envía, además, la receta para trabajar aquellas semillas de cacao. Era 1534 y se producía la llegada a Europa del chocolate.
Aquella novedad supuso un descubrimiento de los valores energéticos del chocolate, que en un principio se permitió tomar en tiempos de ayuno.
Los jesuitas escribieron el primer libro sobre el chocolate
El primer libro escrito sobre chocolate fue redactado casi un siglo después por religiosos jesuitas y se publicó en México en 1609. Se titulaba “Libro en el Cual Se Trata del chocolate” y forma parte de la Historia de la Gastronomía, como el relato de las vicisitudes que corrió Jerónimo de Aguilar.
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