¿Eres de los que tiene la agenda llena de planes? ¿Necesitas llamar a alguien siempre que te quedas solo? ¿Te has preguntado alguna vez por qué rellenas esos huecos?
El ser humano es un ser social por naturaleza. Necesita de otros para vivir. Ya en el inicio de nuestra vida es necesaria la intervención de dos personas para que seamos engendrados. Nadie se da la vida a sí mismo. Nos necesitamos unos a otros. Nacemos rodeados de personas, y por eso es necesario adquirir gradualmente el aprendizaje de vivir los momentos de soledad como algo sano y positivo.
El miedo a estar solo aparece por primera vez ante una soledad inesperada que no nos han explicado. Es entonces cuando la fantasía se dispara, y los miedos cobran una fuerza enorme: “papá y mamá no van a volver”, “ya no me quieren”, “no soy importante” … Esto no tiene por qué suceder solo ante acontecimientos graves: si nadie te explicó que papá y mamá tenían que dejarte en la guardería para poder trabajar y darte de comer, quizá has vivido eso como un abandono incomprensible en tu más tierna infancia.
A partir de un cúmulo de situaciones que no se han asimilado, las personas tratan de llenar sus agendas de planes para no volver a experimentar el abandono y la soledad para la cual sienten que no tienen recursos.
La otra cara de la soledad
Salvo en casos muy específicos, para la mayoría de las personas la soledad prolongada es un factor de sufrimiento que puede llegar a conducirnos a la locura. En la antigüedad incluso llegó a ser un elemento de tortura, pudiendo enviar al destierro a los delincuentes.
Una soledad mal dosificada podría llevarnos a comportamientos poco saludables para nosotros, como pensar en voz alta con mucha frecuencia, incluso delante de otras personas.
Sin embargo, la soledad puede ser una gran aliada si aprendes a utilizarla a tu favor, y no como una huida ante los problemas:
- Te clarifica la mente: te permite reflexionar por ti mismo y tomar conciencia de lo que estás viviendo. A veces, el ritmo vertiginoso de la vida nos impide parar y pensar sobre nuestra vida y nuestros planes de futuro. En soledad, es mucho más fácil conseguirlo.
- Te ayuda conectar con tus emociones: es en soledad cuando mejor puedo preguntarme cómo estoy, cómo me siento y qué necesito.
- Fomenta hábitos positivos como algunos hobbies: pintar, escribir, etc.
- Te enseña a valorar lo que tienes: cuando pasas un tiempo a solas, vuelves a recordar y buscar a las personas que quieres.
- Te permite rezar y meditar: todos los estudios señalan las ventajas del silencio y de la meditación individual para sentir más paz interior y tener una mente despejada.
En su justa medida, estar solo y guardarse espacios de intimidad potencia otras áreas, que en compañía no se viven de igual manera. Busca tus espacios sin caer en la evasión.