El informe será clave en el aporte científico en las próximas negociaciones sobre el medio ambiente, como las conferencias de Nueva Delhi y Santiago de Chile este año
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Un estudio titulado “La Tierra y el cambio climático”, elaborado por 107 expertos de 52 países (la mayoría de los países en desarrollo) aconseja comer menos carne y más verduras, y no desperdiciar comida, pues hoy un tercio de la comida se pierde o se desperdicia.
También afirma que “la seguridad alimentaria se verá cada vez más afectada por el cambio climático a través de la disminución del rendimiento agrícola, especialmente en los trópicos, con el aumento de precios, la reducción de la calidad de los nutrientes y las interrupciones de la cadena de suministro”, según una de las autoras del informe, Priyadarshi Shukla.
El informe –que será clave en el aporte científico en las próximas negociaciones sobre el medio ambiente, como las conferencias de Nueva Delhi y Santiago de Chile este año– pide cambios en las dietas que existen hoy. “Algunas dietas requieren más agua y más tierra, y causan más emisiones de gases que aumentan el calentamiento global. Las dietas balanceadas con más alimentos a base de granos, legumbres, frutas y verduras y con alimentos animales producidos de manera sostenible, presentan oportunidades para limitar el cambio climático”, revela la experta Debra Roberts.
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Las industrias y la ganadería generan gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global, y para mantener el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados sólo se logra reduciendo las emisiones de estos gases.
El informe tiene muchas partes que coinciden con la encíclica del papa Francisco, “Laudato sí”, sobre la ecología en el mundo. Dice el informe que no se puede degradar la tierra hasta que se vuelva incultivable, o donde los cultivos pierdan nutrientes, Además, añade, hay que “reducir la desigualdad, aumentar los salarios y asegurar el acceso a la comida en regiones donde la tierra ya no produce”.
“La tierra juega un rol muy importante en el sistema climático. La agricultura, la silvicultura y otros tipos de uso representan el 23% de las emisiones de efecto invernadero. Al mismo tiempo los procesos naturales de la tierra absorben dióxido de carbono equivalente a casi un tercio del emitido por los combustibles fósiles y las industrias”, asegura el experto Hans-Otto Portner.
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Cuando la tierra se degrada se hace menos productiva y se reduce su capacidad para absorber carbono, lo que influye en el cambio climático, que en retorno contribuye más a su degradación.
Hay riesgos muy altos de escasez de agua, riesgos por incendios, degradación del permafrost (suelos helados) y de inestabilidad en el sistema alimentario
“En un futuro, con lluvias más intensas, aumentará el riesgo de erosión del suelo en las tierras de cultivo. La gestión sostenible de la tierra es una forma de proteger a las comunidades de los efectos perjudiciales de la erosión del suelo y deslizamientos de tierra. Sin embargo, hay límites para lo que se puede hacer, por lo que en otros casos la degradación puede ser irreversible “, afirma Kiyoto Tanabe.
“Aproximadamente 500 millones de personas viven en áreas que experimentan la desertificación. Las áreas secas son más vulnerables al cambio climático y a los eventos extremos, incluidos la sequía, las olas de calor y las tormentas de polvo, con una creciente población mundial que proporciona más presión”, añade.
Otras políticas fuera del sector alimentario y de los suelos, como el transporte y el medio ambiente, también hacen una diferencia crítica en la lucha contra el cambio climático. “Actuar rápidamente costará menos, ya que evitará más perdidas”, advierte el informe.
El presidente del grupo de expertos de la ONU, Panmao Zhai, asegura que “Hay cosas que ya estamos haciendo, utilizando tecnología y buenas prácticas, pero hay que aumentarlas y usarlas donde no se están aplicando. Hay un gran potencial a través del uso sostenible de la tierra, reducir el consumo excesivo y el desperdicio de comida, evitar que los bosques sean quemados, prevenir el cultivo excesivo de madera para combustible y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”.
Al conocer el documento, el sector productor e industrial cárnico ha criticado este documento defendiendo el bien que hacen los ganados vacuno, ovino, porcino y aviar.