¿Cuál fue su secreto? Ser auténtica y mostrar en las redes lo que lleva en el corazón y le ayuda a superar la enfermedad.Aída Aguirre es influencer, empresaria, experta en marketing y videoblogger. Fue premiada con una importante distinción en 2015 por el contenido que comparte a través de su canal Lifestyle TV sobre tendencias de moda, belleza, bienestar y viajes.
Gracias a su actitud emprendedora pudo cumplir sus sueños profesionales con mucho esfuerzo y sacrificio a través del estudio, la experiencia y el trabajar en muchísimas disciplinas. Para ella “no basta con una cara bonita o el don de gentes. La base de todo es el estudio”.
Con todo el éxito en sus manos, sólo le quedaba un sueño por cumplir: siempre había querido tener niños. Sin embargo, no le resultó nada fácil. No sólo tuvo que intentarlo mucho hasta lograrlo, sino que con el nacimiento de su primera hija empezó su “calvario”.
“Creyeron que era depresión”
Su salud empezó a flaquear. “Siempre había sido una niña débil, pero lo achacaban a mi altura. Sabía que no era cansancio, que me pasaba algo más, pero como coincidió con la muerte de mi madre todo el mundo creyó que era depresión”.
A los pocos meses, volvió a quedarse embarazada y la gente le recriminó no haber esperado a cerrar el duelo. Los dolores continuaban y un día quiso ingresar al hospital por voluntad propia, pero tampoco le ayudaron. “Me dolía desde el pelo hasta la punta del pie, pero los médicos no me escuchaban porque no tenía fiebre”.
Cuando quedó embarazada por tercera vez, Aída continuaba sintiéndose mal pero eso no fue motivo para no seguir adelante: “Con toda mi situación me había dado cuenta de que yo no era quién para juzgar o decidir sobre la vida de nadie, y que iba a aceptar a mi futuro hijo viniera como viniera”.
Luego del parto los dolores se intensificaron pero los doctores los atribuían a la mudanza y a que no tenía ganas de vivir, pero para Aída eran argumentos que no le cerraban: “¿cómo va a querer una madre de tres hijos estar en el hospital un 13 de agosto?”.
Finalmente luego de tanto esfuerzo contactó con un experto en fibromialgia, quien fue capaz de darle un diagnóstico: “Lo que tienes es el Síndrome de Ehlers-Danlos, un síndrome de la hiperlaxitud. Tu cuerpo no es capaz de sintetizar el colágeno”.
Es una enfermedad que la padece un 1 por cada 5.000 o 10.000 personas pero que habitualmente no está diagnosticada. Se la conoce como la enfermedad más invisible del mundo y solo se la puede investigar y prevenir a través de la alimentación, pero no tiene cura.
Al principio le costó mucho decirlo públicamente “porque la gente no quiere ver a una persona enferma. La realidad es que el sufrimiento de una enfermedad invisible como esta se lleva por dentro. Y no hablo por mi enfermedad solamente, sino por todas las mujeres agotadas que día a día siguen adelante”.
“Sí a la vida con todo lo que te toque”
Aída tiene que tomar morfina a diario, pero eso no es nada. Recientemente se ha enterado que sus tres hijos han heredado la enfermedad. Otro golpe duro, pero que no impide que su mensaje se mantenga en pie: “Tengo tres hijos con una enfermedad rara, pero ser madre es la mejor de las alegrías que te pueden pasar. Sí a la vida con todo lo que te toque”.
¿Cuál es el mejor momento del día?
Su testimonio ha ayudado a impulsar actividades e iniciativas que defienden la maternidad aun en las peores circunstancias defendiendo siempre la vida e inspirando a muchas mujeres que pasan por situaciones difíciles a salir adelante en el día a día. “El momento en que tu hijo viene a darte un beso es el mejor del día”, dice feliz.
Ha creado el ‘momento Eco-Chic’
“He aprendido mucho en este tiempo y sigo aprendiendo. Espero ser inspiración para todas esas personas que necesitan cuidarse más que nunca”, algo que Aída le ha llamado ‘el momento Eco Chic’ en el que cuerpo, mente y espíritu tienen que estar bien”.
Recordando a su mejor asesora, su madre, Aída comparte lo que ha sido clave para ella: “Intenta ser lo mejor de ti, y si alguna vez caes, levántate, aprende la lección y sobre todo nunca olvides sonreír. Las veces que eres capaz de levantarte determinan el éxito, no las que estás subiendo. Cuánto más te caigas, más te levantarás para volver a subir”.
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