En el Bautismo, el padre, la madre, el padrino y la madrina se comprometen a acompañar al niño o niña a lo largo de su vida cristiana, humana y espiritualmente. Pero, ¿cómo cumplen, en concreto, con su misión los padrinos?
1Reza por tu ahijado
Respondiste afirmativamente a los padres cuando te pidieron ser padrino o madrina, dijiste sí al sacerdote cuando te preguntó si estabas dispuesto a ayudar a los padres a criar al hijo en la fe cristiana, con mucha dignidad encendieron y llevaron el cirio durante la ceremonia de bautismo, pero ¡tu trabajo no termina ahí! Más bien al contrario, acaba de comenzar.
Y puede empezar con una acción concreta muy sencilla: rezar por tu ahijado.
Es probable que tus jornadas estén repletas de actividades, quizás ni siquiera consigues encontrar un ratito para rezar por ti mismo, así que aquí tienes una mini oración recomendada por la web Hozana y que puedes rezar en cualquier momento pensando en tu ahijado o ahijada:
Señor, que tu mano proteja siempre a este niño para que nadie pueda causarle mal.
Te doy gracias por tener la suerte de ser su padrino.
Te pido que me ayudes a cumplir bien mi papel y a establecer con este niño un vínculo de confianza y afecto.
Permíteme estar ahí, junto a sus padres, cerca del niño,
para levantarle cada vez que caiga.
Amén.
Ya has hecho mucho con esto. Has confiado a tu ahijado o ahijada a la misericordia del Señor y pedido al Espíritu Santo que te ayude en tu misión de padrino. Sin duda, Dios te insuflará la fuerza para repetir regularmente tu oración.
2Encuentra ocasiones para expresar tu afecto
Un regalo por Navidad, otro por su cumpleaños, y ya tienes la conciencia tranquila del deber cumplido. Con un mínimo de dedicación, ya encarnas al padrino o madrina perfectos.
Pero tu aportación tendría mucho más valor si estuvieras presente en los momentos en que tu ahijado no los espera necesariamente.
Por ejemplo, celebrar su aniversario de Bautismo es una bonita manera de subrayar la importancia del sacramento, el nuevo nacimiento en Cristo. El Papa Francisco invitó a ello en muchas ocasiones “para dar gracias a Dios por este don”.
También generará una inmensa alegría en el ahijado que manifiestes tu cercanía e interés en los pequeños acontecimientos de la vida, como un campamento de scouts, una excursión escolar, exámenes, lesiones pequeñas o grandes…
Pasar tiempo con el ahijado, invitarle a merendar o a pasar un fin de semana en tu casa, interesarse por sus motivaciones y sus problemas, hacerle preguntas en las reuniones familiares, son gestos que contribuirán a crear vínculos de afecto y confianza.
Y estos lazos son importantes para cumplir otra misión: guiar al ahijado en su vida de cristiano.
3Guía a tu ahijado en su vida
La principal misión de los padrinos consiste en ayudar a los padres a que el niño llegue un día a profesar la fe cristiana y expresarla en su vida, dice el Ritual de Bautismo.
Sin embargo, no siempre es fácil guiar a un niño, luego adolescente, en el camino de Cristo.
A veces el niño está muy alejado del camino o, por el contrario, ya está bien acompañado por los padres. Entonces, ¿cómo encontrar el lugar como padrino o madrina?
Porque los padrinos tienen un papel específico que desempeñar, distinto del de los padres.
De otro modo, el derecho canónico no precisaría que el padrino o madrina ha de ser alguien que “no sea el padre o la madre de quien se ha de bautizar”.
4Ejerce tu paternidad espiritual
Además, la Iglesia no exige que los padres estén bautizados y confirmados, mientras que sí lo exige para los padrinos.
Por tanto, aquí reside toda la responsabilidad de los padrinos y en este aspecto es donde tu ahijado cuenta contigo; en esta paternidad espiritual que exhorta a los padrinos a transmitir y luego mantener la fe de tu ahijado.
De niños, esto se puede hacer a través de pequeños libros u otras herramientas educativas sobre la fe cristiana, oraciones rezadas juntos, velas encendidas en las iglesias, etc.
A medida que el niño crezca, se pueden debatir cuestiones de fe, especialmente durante la adolescencia.
5Sé coherente con tu vida cristiana
Sin embargo, lo más importante es el modelo que ofrece a tu ahijado, un modelo de vida cristiana donde hay coherencia entre tu vida y tu fe; un modelo del que tu ahijado será un atento testigo.
Ya lo has entendido; ahora solo te queda hacerte discípulo de Cristo para transmitir a tu ahijado las ganas de seguirte en la dicha de la fe compartida.
Hay una ocasión única de concretar este impulso misionero: algunas comunidades, como la del Emmanuel, organizan fines de semana para padrinos, madrinas, ahijados y ahijadas.
Son un tiempo específico de formación, para compartir y rezar por el apoyo a tu ahijado (15 años mínimo) en su vida cristiana y reforzar sus lazos.