Poner uno de estos broches en tu sombrero o solapa permitiría a todas las personas que te conocían saber que habías visitado un sitio sagradoIgual que hoy no podemos evitar detenernos en una tienda de recuerdos mientras estamos de vacaciones para recordar nuestro viaje, los cristianos medievales que peregrinaban a lugares sagrados compraban “insignias de peregrino”, que llevaban para conmemorar sus viajes.
El uso de una insignia de este tipo proclamaba que uno había visitado un lugar sagrado, y también, que se llevaba a casa algunas de las gracias adquiridas al estar en presencia de reliquias santas. También fue una práctica de autoprotección para los sitios sagrados, ya que la venta de insignias de peregrinos impedía el robo de reliquias sagradas.
Las primeras insignias de peregrino fueron las conchas marinas recolectadas por peregrinos en el Camino de Santiago, en su camino para visitar el santuario en Santiago de Compostela durante los siglos XIV y XV; posteriormente, la producción de insignias de peregrino floreció con peregrinaciones a la Tierra Santa, y conforme los santuarios en toda Europa donde los santos católicos eran venerados se hacían populares.
El uso de una insignia de este tipo proclamaría que uno había visitado un lugar sagrado, y también se llevaría a casa algunas de las gracias adquiridas al estar en presencia de reliquias santas. También fue una práctica de autoprotección para los sitios sagrados, ya que la venta de insignias de peregrinos impidió el robo de reliquias sagradas.
Generalmente hechas de aleación de plomo, las insignias se producían y vendían a bajo precio en los lugares de peregrinación, y se llevaban en la ropa y los sombreros exteriores, o alrededor del cuello. Según la Enciclopedia de Peregrinación Medieval, los santuarios más populares, como los de la Catedral de Canterbury, Santiago de Compostela, Colonia, Nuestra Señora de Rocamadour y Jerusalén, vendían hasta 100.000 insignias al año.
Las insignias incluían un mecanismo de alfiler y broche o bucles para coserlas en la ropa, y mostraban imágenes del santuario o la vida del santo que se veneraba allí. Una mirada a algunas de las insignias de peregrinos que los arqueólogos han desenterrado nos permite vislumbrar la vida del católico medieval.
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