Lo dice el alto comisionado de la lucha contra la pobreza infantil español, Pablo Mari-Klose
La pobreza en las familias representa para los niños un hándicap no solo para su salud física y mental, sino para su educación, para poder adquirir conocimientos en su etapa educativa. Hay una gran diferencia clara entre un niño de familia pobre y un niño de familia que no lo es. Así, la tasa de abandono escolar en España es del 30,2 por 100 en las rentas más bajas frente al 6 por 100 en las más altas. Además, los hogares con pobreza registran mayores índices de obesidad infantil.
Así lo expuso en una Jornada sobre “Las políticas de infancia y familia en el marco de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible)” organizado por la UIC (Universidad Internacional de Catalunya), el Alto Comisionado de la Lucha contra la Pobreza Infantil del gobierno socialista español, Pau Mari-Klose.
“La pobreza crea condiciones de estrés familiar y presión medioambiental, son hogares tensionados, con tensiones intergeneracionales entre padres e hijos”, dijo el profesor Mari-Klose. Lo niños “pueden sufrir alteraciones biológicas” como efecto de los traumas que padecen en el periodo infantil, según diversos estudios de epigenética.
En este sentido, ha añadido que, en el caso de la primera infancia, cuando las estructuras cerebrales son “más plásticas”, el sistema endocrino y los nervios “trasladan a las células esas señales externas, alterando la transcripción del ADN e influyendo en la propensión a desarrollar determinadas enfermedades y rasgos de la personalidad”.
También se ha detectado en estudios con escáneres realizados en 2015, según Mari-Klose, un vínculo entre “el nivel socioeconómico y el desarrollo de determinadas áreas cerebrales asociadas con frecuencia a funciones ejecutivas y a las capacidades lingüísticas”. En su opinión, la probabilidad de que esto suceda está ligada a la privación material.
La obesidad o el sobrepeso es otra de las consecuencias de la pobreza infantil, según un estudio de Save the Children de 2016. Los niños, muchas veces a causa de la ausencia de sus padres, no tienen una dieta equilibrada en la alimentación, suelen comer solos sin control de nadie.
El ex alto Comisionado de Lucha contra la Pobreza Infantil del gobierno español también se ha referido a otros estudios que analizan las competencias cognitivas de los niños desde que tienen 22 meses. Según estos informes, se detectan “brechas cognitivas en edades muy tempranas, aunque son relativamente pequeñas”, y es cuando tienen 5 años cuando “las brechas son importantes”.
La escuela no corrige las desventajas cognitivas
Así, los niños de familias pobres tienen un déficit cognitivo que no es corregido en las escuelas, dijo el Alto Comisionado, y por ello es necesario “intervenir en las primeras etapas, en la escuela 0-3 años, para tratar de corregirlo”.
Según se desprende de los datos del Informe PISA 2015, la tasa de repetición de los niños con un índice socio-cultural más bajo es de un 53,6% frente a un 8,7% de aquellos con una renta más alta. Las diferencias también son muy grandes en lo que respecta a las tasas de abandono escolar temprano.
Para luchar contra la pobreza infantil y tratar de acabar con las desigualdades, Pau Mari-Klose, que es también diputado socialista, ha propuesto desarrollar políticas contra la privación material, vinculadas con la alimentación escolar, las becas o las prestaciones, así como políticas de prevención de la privación material, con refuerzo educativo, actividades de ocio o acciones contra la segregación escolar.
La maternidad
La jornada contó con la presencia de expertos en políticas de infancia y familia como Pablo García Ruiz, profesor del departamento de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza o el sociólogo Pau Miret, investigador en el Centre d’Estudis Demogràfics de la Universitat Autònoma de Barcelona, quien ha destacado que las tasas de mortalidad y natalidad se han igualado en España, por lo que no hay un crecimiento demográfico, sino más bien un decrecimiento. Asimismo, ha recordado datos de la última encuesta de fecundidad de 2018, que indica que el 19 % de las mujeres de 40 a 49 años no ha tenido hijos ni tiene intención de tenerlos y que el 95% de las españolas menores de 25 años no ha tenido aún su primer hijo.
Según el sociólogo, lo más común en España es tener dos hijos. El 45 % de las mujeres mayores de 40 años tiene dos hijos frente al 25 % que tiene sólo uno. En contra de la creencia generalizada, son las mujeres con estudios superiores quienes tienen más hijos, según la última encuesta de fecundidad.