Aunque la historia lo registra, muchos ignoran la existencia de este estrecho vínculo
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Se discute si es Venecia o Venezia, así como hay discrepancia entre si primero fue Mirano o Murano. Hay quienes aseguran que el nombre real de la ciudad más bella de Italia junto a Roma –y sin duda la más romántica- es Venezia pues así la llamaban originalmente. Y hay una historia real que vincula ese nombre con Venezuela, que estuvo a punto de llamarse Venezia.
Sucede que el cartógrafo italiano Américo Vespucio, en una expedición de exploración española, llamó de esa manera al sorprendente paisaje que estaba ante sus ojos. Le recordó a Venezia y la llamó “pequeña Venezia”, lo que luego pasó a ser Venezuela. El nombre de Venezuela es, en consecuencia, una derivación de Venezziola.
Vespucio, acompañado de Alonso de Ojeda, en esa expedición naval de exploración en 1499 por la costa noroccidental del país (hoy conocido como Golfo de Venezuela), divisó las chozas nativas de los indígenas añú, construidas sobre pilares a lo largo de las costas del Lago Maracaibo. Los aborígenes se trasladaban entre ellas en sus típicas angostas embarcaciones llamadas canoas. Toda la estampa evocó en su memoria la ciudad de los canales y las góndolas, así que la llamó de manera parecida.
Lo que vieron los dejó pasmados. En la desembocadura del río Limón, sobre una gigantesca laguna, se encuentra un lugar fascinante llamado Sinamaica. Es un pueblo anclado en el agua donde construir y vivir es todo un arte. Es la capital del municipio goajiro. Sus aguas son calladas pero los manglares(*1), cantarinos.
Allí se alzan palafitos (*2) los cuales, como si fueran lujosos castillos indígenas, guardan tradiciones, costumbres y supersticiones enigmáticas para cualquier visitante. Esas viviendas flotantes, rodeadas de cocoteros y platanales son uno de los atractivos turísticos más significativos del estado Zulia.
Su flora es exótica y su fauna impresionante, todo custodiado por indios paraujanos de raza goajira y mestizos, quienes viven en unos 500 o 600 palafitos construido sobre el agua con estacas de mangle, algunos recubiertos de aneas (*3) entrelazadas, muy apretadas.
Otra versión explica que experimentados marinos, mediante contacto con los nativos que se encontraban en un caserío ubicado en una pequeña isla llamada Veneci-uela, fueron los responsables del nombre registrado por primera vez en el mapa elaborado por Juan de la Cosa en 1499, escrito de acuerdo con la fonética.
La autenticidad del mapa fue establecida en 1987 por el Gabinete de Documentación Técnica del Museo del Prado y se encuentra en el Museo Naval de Madrid; es, por tanto, el documento conocido más antiguo del Nuevo Mundo y en él se menciona el nombre del caserío Veneci-uela, para algunos el más probable antecedente del nombre de nuestro país; igualmente es mencionada en el libro Suma Geographia, que escribió Martín Fernández de Enciso en 1502, publicado en 1519, como “el primer impreso donde se habla del Nuevo Mundo”.
Los tratadistas aún discuten si el nombre se debe a los palafitos del Delta del Orinoco. Pero da igual. Lo cierto es que el diminutivo cariñoso de la República de San Marcos, fue acertado pues –como relata Fancesc Lluis Cardona en uno de sus libros- luego, “el dulce nombre se apoderó de todo un país con vocación de grandeza y así pasó a la historia”.-
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(*1)Terrenos que, al subir la marea, quedan cubiertos de agua
(*2) Vivienda propia de civilizaciones primitivas que se construye sobre estacas de madera, normalmente dentro de un lago o un río
(*3) Planta herbácea, con inflorescencia en forma de espiga maciza y hojas alargadas y estrechas que se emplean para hacer asientos de sillas, que crece en lugares pantanosos o encharcados