¿Se enamoraron? ¿Fue un matrimonio acordado? ¿Qué sabemos de ellos?
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Antiguamente, el matrimonio era algo bastante diferente de lo que es hoy en día. Lo habitual era que las parejas no tuvieran el privilegio de escoger a su futuro cónyuge y, en esto, la cultura judía no era ninguna excepción.
En la tradición judía, un casamentero ayudaba con la propuesta de un esposo para una joven con edad de casamiento. Dios recibía en última instancia la elección final, a través de la oración, pero rara vez la decisión descansaba en manos de la joven pareja.
Lo probable es que una situación familiar fuera la que unió a san José con la Virgen María.
Diferentes tradiciones sostienen que José era un viudo anciano, mientras que otras tradiciones aseguran que era un joven en la plenitud de la vida. En cualquier caso, solamente existe una narración, del Protoevangelio de Santiago (un antiguo “evangelio” no canónico que conservó cierta tradición oral), que ofrezca una explicación sobre cómo se conocieron los susodichos.
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Este texto sostiene que la Virgen María fue confiada al Templo siendo muy joven y, cuando alcanzó la pubertad, se le buscó un marido apropiado.
Y el Gran Sacerdote, poniéndose su traje de doce campanillas, entró en el Santo de los Santos, y rogó por María. Y he aquí que un ángel del Señor se le apareció, diciéndole: Zacarías, Zacarías, sal y reúne a todos los viudos del pueblo, y que éstos vengan cada cual con una vara, y aquel a quien el Señor envíe un prodigio, de aquel será María la esposa. Y los heraldos salieron, y recorrieron todo el país de Judea, y la trompeta del Señor resonó, y todos los viudos acudieron a su llamada.
Y José, abandonando sus herramientas, salió para juntarse a los demás viudos, y, todos congregados, fueron a encontrar al Gran Sacerdote. Este tomó las varas de cada cual, penetró en el templo, y oró. Y, cuando hubo terminado su plegaria, volvió a tomar las varas, salió, se las devolvió a sus dueños respectivos, y no notó en ellas prodigio alguno. Y José tomó la última, y he aquí que una paloma salió de ella, y voló sobre la cabeza del viudo. Y el Gran Sacerdote dijo a José: Tú eres el designado por la suerte, para tomar bajo tu guarda a la Virgen del Señor. [José] recibió a María bajo su guarda, diciéndole: He aquí que te he recibido del templo del Señor, y que te dejo en mi hogar. Ahora voy a trabajar en mis construcciones, y después volveré cerca de ti. Entretanto, el Señor te protegerá.
Hay otras versiones de la historia en un estilo similar, aunque sustituyen al José anciano por uno más joven.
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Fuera cual fuese el caso, se afirma que Dios escogió a José como marido de María, sabiendo que era un “hombre justo”, digno de proteger a la nueva “arca de la alianza” que llevaría en su interior al salvador del mundo.
Aunque quizás no fuera un encuentro romántico acorde a las sensibilidades modernas, su unión fue providencial y, poco a poco, creció el amor entre ellos, suministrando así un hermoso hogar donde creciera el niño Jesús.