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En 2014 el papa Francisco promulgaba, por la extraordinaria forma de “Canonización equivalente”, la canonización de José de Anchieta (1534-1597) considerado el “Apóstol de Brasil”.
Anchieta fue parte de una de las primeras expediciones jesuitas a América.
Los primeros jesuitas llegaron a América el 29 de marzo de 1549 al hoy territorio brasileño de Salvador encabezados por el padre Manuel da Nóbrega.
Pasaron apenas 15 días para que esos primeros jesuitas en suelo americano fundaran su primer colegio, una escuela elemental para leer, escribir, contar y cantar.
Al poco tiempo llegaría una nueva expedición jesuita para apoyar las labores, y a los cinco años, una tercera, con siete jesuitas, entre ellos Anchieta.
Sangre jesuita
Este español oriundo de Tenerife que había ingresado en la Compañía de Jesús alentado por el padre Simón Rodrigues, uno de los compañeros de san Ignacio de Loyola. El papá de José, además, era primo de san Ignacio.
Al ingresar en la Compañía, José se encontraba estudiando en la Universidad de Coimbra, donde relucía sus grandes dotes de poeta.
Allí agravó un cuadro de escoliosis. Y mientras iba recibiendo las noticias misioneras de sus hermanos como san Francisco Javier por Asia, pidió viajar, aun con sus dolores, a dar la vida en aquella naciente misión en suelo americano.
Su gran misión en Brasil
Ya en el Brasil, la débil salud no le impediría dejar una inmensa huella. Recibido por el padre Nóbrega, comenzó aprendiendo la lengua de los pueblos tupíes para dialogar con los aborígenes, y anunciar el Evangelio, por ejemplo, a través de la poesía.
Sirvió y catequizó a los indígenas, y defendió su dignidad y la paz con los portugueses, incluso exponiendo su propia vida, como con los tamoias.
Pero además fue clave para el trabajo pastoral de otros sacerdotes y también de hombres de artes y ciencias.
En este sentido escribió una extensa obra que contiene textos orientados a confesores, y hasta manuales de medicina, fauna y flora, además, claro está, de obras de teatro y poesía.
Entre sus múltiples fundaciones, como colegios y hospitales, se encuentran las que dieron nacimiento a las ciudades de San Pablo y Río de Janeiro.
En 1565 José de Anchieta, cuya fama ya se extendía por todo el territorio, sería ordenado sacerdote.
Fue superior de la Compañía en el Brasil entre 1577 y 1587, tiempo en el que intensificó la labor escolar y catequética en Brasil.
Eran años en los que en la América hispana otros jesuitas ya comenzaban a dejar huella. El padre Anchieta falleció el 9 de junio de 1587. Tenía 63 años. Cuentan que profetizó el día de su fallecimiento.
La historia lo fue rebautizando como el apóstol del Brasil. En 1980 fue beatificado y en 2014 canonizado: uno de los primeros jesuitas en América canonizado por el primer Papa Jesuita de la historia, cómo no, nacido en suelo americano.