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Papa Francisco: Pídele a Dios que te dé el don de no perder la memoria

MEMORY
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Vatican News - publicado el 07/03/19
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Homilía hoy en Casa Santa Marta

Empezar la Cuaresma pidiendo la gracia de la memoria, de recordar lo que el Señor ha hecho en nuestra vida. En el camino haca el encuentro con Cristo resucitado, hay que estar atentos a no volverse atrás, a no ser sordos de alma y al peligro de la idolatría. Lo recordó esta mañana el Papa Francisco en la homilía de la Misa en Casa Santa Marta.

Su reflexión parte de la primera lectura del día, tomada del Libro del Deuteronomio (Dt 30,15-20). Se trata de una parte del discurso que Moisés hace al pueblo para prepararlo a entrar en la Tierra prometida, poniéndolo ante un reto que es la elección entre la vida y la muerte. “Es una llamada a nuestra libertad”, explica el Papa, deteniéndose en particular en tres palabras claves de Moisés: si “tu corazón se vuelve atrás”, “si no escuchas” – segunda palabra – “y te dejas arrastrar a postrarte ante otros dioses”.

Cuando el corazón se vuelve atrás, cuando toma un camino que no es el correcto – sea hacia atrás, sea otro camino, pero no va por el lugar correcto –, pierde la orientación, pierde la brújula, con la que debe seguir adelante. Y un corazón sin brújula es un peligro público: es un peligro para sí mismo y para los demás. Y un corazón toma este camino equivocado cuando no escucha, cuando se deja arrastrar, llevar a otros dioses, cuando se vuelve idólatra.

Pero no somos capaces de escuchar, “hay muchos sordos de alma”. “También nosotros en cualquier momento nos volvemos sordos de alma, no escuchamos al Señor”, afirma el Papa, poniendo en guardia también contra los “fuegos artificiales” que nos atraen, “los dioses falsos” que llaman hacia la idolatría. Este es el peligro en el camino “hacia la tierra que a todos se nos ha prometido: la tierra del encuentro con Cristo resucitado”.

La gracia de la memoria, no caer en la amnesia

Y “la Cuaresma nos ayuda a ir por este camino”, prosigue el Papa recordando que “no escuchar al Señor” y las promesas que nos ha hecho, es perder la memoria: es cuando se pierde “la memoria de las grandes cosas que el Señor ha hecho en nuestra vida, que ha hecho en su Iglesia, en su pueblo, y nos acostumbramos a seguir con nuestras fuerzas”, con nuestra autosuficiencia.

Por tanto, Francisco exhorta a empezar la Cuaresma pidiendo “la gracia de la memoria”. Después, retoma el discurso en el que Moisés habla al pueblo, exhortándole a que, una vez llegue a “esa tierra” que no ha conquistado, recuerde “todo el camino” que el Señor le hizo hacer. Pero cuando estamos bien, cuando tenemos todo al alcance de la mano, “espiritualmente vamos bien”, existe el peligro de perder “la memoria del camino”.

El bienestar, también el bienestar espiritual, tiene este peligro: el peligro de caer en una cierta amnesia, una falta de memoria: estoy bien así y me olvido de lo que el Señor ha hecho en mi vida, de todas las gracias que me ha dado y creo que el mérito es mío y sigo así. Y allí uno empieza a retroceder, porque no escucha la voz de su corazón: la memoria. La gracia de la memoria.

No volver atrás

Recuerda también un pasaje de la Carta a los Hebreos que parece decir lo mismo, exhortando a recordar “los primeros días”. “Perder la memoria es muy habitual”, subraya el Pontífice: “el pueblo de Israel ha perdido la memoria”, también porque en este olvido hay algo de selectivo: “recuerdo lo que me conviene ahora y no recuerdo algo que me amenaza”.

Por ejemplo, el pueblo recordaba en el desierto que Dios le había salvado, “no podía olvidarlo”. Pero empezó a lamentarse por la falta de agua y de carne “y a pensar en lo que tenía en Egipto”, como las cebollas. El Papa observa que es un recuerdo “selectivo” porque olvida que todas estas cosas las comía en la “mesa de la esclavitud”.

Así que vuelve a invitar a la memoria que nos pone en el buen camino. Hay que “recordar para seguir adelante; no perder la historia: la historia de la salvación, la historia de mi vida, la historia de Jesús conmigo”. Y no pararse, no volver atrás, no dejarse arrastrar por los ídolos. La idolatría de hecho “no es solo ir a un templo pagano y adorar una estatua”.

La idolatría es una actitud del corazón, cuando prefieres eso porque es más cómodo para ti, y no al Señor porque te has olvidado de él. Al empezar la Cuaresma nos hará bien a todos pedir la gracia de no perder la memoria, no perder la memoria de todo lo que el Señor ha hecho en tu vida: cómo te ha querido, cómo te ha amado. Y desde ese recuerdo, seguir adelante.

Y nos hará también bien repetir continuamente el consejo de Pablo a Timoteo, su amado discípulo: “Acuérdate de Jesucristo resucitado de entre los muertos”. Repito: “Acuérdate de Jesucristo resucitado”, acuérdate de Jesús, Jesús que te ha acompañado hasta ahora y que te acompañará hasta el momento en que tengas que comparecer ante Él glorioso. Que el Señor nos dé esta gracia de no perder la memoria.

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