Un vídeo que se hizo viral en febrero levantó un debate sobre la conversión de la religión en espectáculo y su uso como medio para engañar a incautos. En el vídeo en cuestión, se ve al pastor Alph Lukau gritando “¡Levántate!” a un hombre tumbado en un ataúd. En seguida, el supuesto “muerto” se levanta por sí mismo y los fieles celebran su “resurrección”.
Reacciones a la polémica
Tres funerarias abrirán procesos judiciales contra la Alleluia Ministries International, la organización religiosa del pastor Lukau, alegando daños a su reputación, ya que la escena de la “resurrección” usó sus marcas en el ataúd y en los coches fúnebres para dar verosimilitud al “acontecimiento”.
Según el portal de noticias Sowetan, el grupo religioso se echó atrás en su afirmación de que hubiera ocurrido la resurrección, pasando a informar que el “muerto” estaba “vivo” cuando fue llevado al local y que el pastor apenas “completó un milagro que Dios ya había realizado”.
El hashtag #ResurrectionChallenge (#DesafíoResurrección) cobró fuerza en las redes sociales como forma de ridiculizar el caso, que no es el primero en Sudáfrica que atrae la atención hacia figuras religiosas que alegan realizar hechos extraordinarios.
En 2018, uno de los casos más llamativos fue el de un pastor condenado por haber pulverizado insecticida sobre los fieles de su iglesia para, según él, curar a los enfermos de cáncer y de sida.
¿Qué es un milagro?
Es muy común que organizaciones religiosas independientes proclamen “milagros” en prácticamente todos sus cultos públicos.
Más allá de eso, entre los cristianos en general, también católicos, el uso del término “milagro” se ha vuelvo bastante popular ante fenómenos que a primera vista parecen “sobrenaturales”, pero que pueden ser fácilmente explicados por la ciencia.
Milagros son, precisamente, fenómenos científicamente inexplicables, que contradicen las reglas de la naturaleza tal y como las conocemos.
Son necesarios, por tanto, estudios científicos detallados y con criterios para que algún fenómeno pueda ser oficialmente declarado como inexplicable.
La Iglesia católica sigue criterios científicos bastante rígidos para afirmar un milagro. Los milagros de curación, por ejemplo, llegan a tardar décadas en ser reconocidos.
Los hechos necesitan ser cuidadosamente estudiados por médicos, revisados por científicos (en la mayoría de los casos laicos, incluso ateos), expuestos a las críticas públicas y después de realizados todos los estudios científicos, la propia Iglesia hace en análisis teológico mediante al trabajo de sus comisiones de especialistas en teología.
Puedes conocer un poco más sobre la delicada evaluación de supuestos milagros por parte de la Iglesia accediendo a los siguientes artículos:
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