Debido a que sufre una discapacidad intelectual
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Poco a poco, quizá demasiado lentamente, la batalla contra la pena de muerte va ganando terreno en Estados Unidos, incluso en ambientes jurídicos, donde se dirime este tema en términos estrictamente de ley.
La Corte Suprema de los Estados Unidos –por seis votos a favor y tres en contra– revocó el martes pasado –por segunda ocasión– en lo que va de su juicio, la pena de muerte del reo Bobby James Moore, debido a que sufre una discapacidad intelectual.
En esta ocasión, la Corte no devolvió el caso de Moore a tribunales inferiores (como había sucedido hace dos años), rechazando la decisión del Tribunal de Apelaciones Criminales de Texas quien había optado por su ejecución.
Sin adecuada consideración
Moore, de 59 años, fue condenado a muerte hace 39 años después de haber sido declarado culpable de asesinar a un empleado durante un robo en una tienda de comestibles. Los hechos sucedieron en abril de 1980.
En 2014, un tribunal de Texas determinó, según los estándares médicos actuales, que Moore estaba discapacitado intelectualmente, pero solo debido a su bajo coeficiente intelectual, puntajes y su incapacidad para decir la hora o los días de la semana.
La hermana Helen Prejean, célebre opositora de la pena de muerte, explicó la decisión de los tribunales de Texas, señalando que éstos “no consideraron adecuadamente la evidencia clara de discapacidad intelectual”.
Prejean (de 79 años de edad) es conocida en el mundo entero por haber inspirado la historia cinematográfica Dead Man Walking (protagonizada por Susan Sarandon y Sean Penn); el documental The Barrel of a Gun (sobre el caso de la periodista afroamericana Mumia Abu-Jamal y el cortometraje On The Line (de los directores Jason A. Schmidt , Peter Glenn) dijo que el fallo de la Corte es un fallo “rotundo” y que Moore no puede ser ejecutado”.
Una victoria y una tendencia
La hermana Prejean es miembro de la Congregación de San José y ha acompañado a los reclusos en el corredor de la muerte y cabildeando contra la pena de muerte en los Estados Unidos (y en la Iglesia católica) durante décadas.
La Corte Suprema de Estados Unidos señaló, en su fallo, que el Estado de Texas estaba usando “estándares obsoletos para determinar la discapacidad intelectual de una persona, particularmente para determinar la pena capital” y Moore ha demostrado “que es una persona con discapacidad intelectual”.
Para otros activistas, la decisión tomada por el máximo tribunal de Estados Unidos en el caso de Moore, no es solo una victoria para él, sino para otros presos con discapacidad intelectual en el corredor de la muerte en Texas.
La opinión –sin firmar—de la Corte, según activistas, solidifica aún más líneas de batalla del Tribunal Supremo en casos de pena capital después de la salida del juez Anthony M. Kennedy el año pasado.