Encuentro sobre la “Protección de menores en la Iglesia” “Escuchemos el clamor de los pequeños que piden justicia”, exhortó el papa Francisco este jueves a los 190 obispos, religiosos y expertos del mundo convocados en el Vaticano para participar en la Cumbre para la “Protección de Menores en la Iglesia” (21-24 de febrero).
Pero, ¿qué sucede cuando esos niños y jóvenes abusados tienen hoy, la voz de hombres mayores, pastores de Iglesia, que sufrieron abusos durante su juventud en el seminario?
La opinión publica italiana se estremeció con la revelación desgarradora en la voz firme del sacerdote Vinicio Albanesi (1943 – ), presidente de una famosa organización caritativa en Italia, la Comunidad de Capodarco, durante un especial trasmitido anoche en la televisión católica TV 2000, de propiedad de los obispos italianos.
El sacerdote laceró las entrañas de miles de italianos que escucharon su testimonio de abuso sufrido hace más de 50 años en el seminario, cuando era apenas un niño, y perpetrado por quien tenía la responsabilidad de protegerlo y ayudarlo en su crecimiento espiritual y humano.
“Yo me salvé con este pensamiento: los cobardes eran ellos y no yo. Nunca me sentí victimizado porque los malévolos, crueles y criminales eran ellos, adultos, presuntos o verdaderos educadores“, dijo Don Vinicio Albanesi, comentando también la Cumbre anti abusos en el Vaticano.
Se trata del testimonio esperanzador de un sacerdote que curó sus heridas, saliendo de su condición de víctima para socorrer el dolor de otros.
En efecto, Don Albanesi es presidente de la Comunidad de Capodarco, ubicada en el centro de Italia, en la provincia de Fermo, que es un espejo esperanzador de caridad cristiana, ‘sin pietismo’, signo vivo de la ‘Iglesia en salida’ y a favor de la dignidad real de personas que, de otra manera, la sociedad descarta por su discapacidad, vulnerabilidad, que sean huérfanos, extranjeros o mujeres abandonadas.
Respecto a sus abusadores, es franco: “Debían ser enviados al diablo, dijo, porque no eran dignos, y todo esto permaneció en mí durante 50 años, pero no me sentía culpable y esto me ayudó a mirar el sacerdocio con el espíritu abierto, soleado y hermoso”.
Además, consideró que el mensaje proactivo de Cristo lo salvó de su dolor personal, y de días tristes, pero que no lograron sembrarle maldad, pues contemplando a Jesús encontró fuerza.
“Cristo ha defendido a los niños, a la mujer samaritana, a los ciegos, a los cojos que Cristo ha curado y, desafortunadamente ,hay quien con palabras causa heridas e incluso la muerte “, concluyó.
En la reunión del Vaticano sobre “La protección de los menores en la Iglesia”, el Papa exhortó ayer, a transformar “este mal en una oportunidad de conciencia y purificación”.
“María nos ilumina para intentar curar las graves heridas que el escándalo de la pedofilia ha causado tanto en los niños como en los creyentes”, agregó el Pontífice.
De hecho, ayer en el aula nueva del Sínodo en el Vaticano se inició la jornada con la oración, el silencio y la escucha del testimonio de diversas víctimas de los cinco continentes. “Luego de mi abuso, en la Iglesia me trataron de mentiroso y enemigo”, dijo una de las voces, anónimas, para respetar su privacidad. Otra más denunció que un sacerdote abuso de ella por 13 años, obligándola abortar tres veces.
Las “víctimas de abusos piden ser escuchadas y respetadas en su sufrimiento, como lo ha pedido el papa Benedicto XVI y el papa Francisco: este es un primer paso en este doloroso vía crucis”.
Todo esto para “intervenir con responsabilidad, el rendir cuentas y la transparencia”, no sean “palabras, sino dentro del DNA de la Iglesia y en la protección de los menores”, dijo Alessandro Gissotti, director ad interim de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, comentando la primera jornada de la cumbre vaticana anti abusos, ante la prensa internacional.