Se trata de que vivan los dos, la madre y el bebé que está en su senoHay dos maneras de construir la cultura de la vida. Una es con buenas intenciones y discursos y la otra es con buenas intenciones y acciones eficaces. La primera vía genera adeptos, la segunda salva vidas. Y de eso se trata: de que vivan los dos, la madre y el bebé que está en su seno.
Ver al bebé y sentir el milagro
La organización de Caballeros de Colón en Estados Unidos, bajo la presidencia de Carl Anderson, se ha comprometido en la segunda vertiente de la defensa de la vida, y lo ha hecho mediante la donación e instalación de máquinas de ultrasonido.
La máquina de ultrasonido número mil fue emblemática. Se colocó en una antigua clínica abortista del Estado norteamericano de Virginia que se ha metamorfoseado en un centro médico gratuito.
Se trata de la clínica médica gratuita Madre de la Misericordia en Manassas, que abrió sus puertas por primera vez en 2018, y ha duplicado su tamaño, ofreciendo nuevos servicios, especialmente el cuidado prenatal para mujeres y las imágenes de ultrasonido.
El mayor esfuerzo humanitario
En 2008, el Caballero Supremo Carl Anderson, se comprometió a donar mil máquinas de ultrasonido durante la próxima década. Aunque han llegado a su meta con la máquina de Madre de Misericordia, los Caballeros no tienen la intención de detenerse allí. En lo que va de 2019 siete máquinas más han sido donadas.
El objetivo es que, al observar a su bebé en una máquina de ultrasonido, la madre decida a tenerlo en lugar de practicarse un aborto. La mayoría de las veces, según han podido establecer los propios registros de los Caballeros, la técnica es efectiva.
En una década, piensan los directivos de Caballeros de Colón, con las máquinas de ultrasonido se han salvado hasta un millón de bebés de ser abortados. Estas donaciones representan el mayor esfuerzo humanitario en la historia de los Caballeros de Colón.
Convertir un abortorio en una clínica por la vida
Un esfuerzo de donaciones que alcanza ya 49 millones de dólares y que abarca no solamente los cincuenta estados que componen la Unión Americana, sino que ya se han extendido al Caribe, América del Sur y África.
La clínica de Manassas, donde se instaló la máquina número mil, cuenta con más de 200 voluntarios y más de 500 pacientes que reciben atención de médicos de atención primaria, cardiólogos y obstetras, y más de cuarenta enfermeras con licencia, entre otros médicos.
Art Bennett, director de Catholic Charities of Arlington, recordó la historia de la apertura de la clínica en una entrevista con la revista estadounidense Crux:
“Después de años de voluntarios orando frente a lo que entonces era una clínica de aborto de servicio completo, finalmente forjaron una relación con el propietario, quien accedió a vender el edificio”.
Dar paso a las necesidades prácticas
En 2015, la Fundación de la Santísima Virgen María, un grupo de voluntarios locales y donantes, compró el sitio por 360.000 dólares para los bienes raíces y otros 340.000 dólares para los activos de la clínica de abortos.
Sin embargo, esos mismos miembros sintieron que “no era suficiente simplemente para acabar con un mal”, explicó Bennett. “También querían hacer algo bueno”. En consecuencia, la Fundación unió fuerzas con Catholic Charities de Arlington y abrió las puertas de Madre de Misericordia en 2018.
La mayoría de los pacientes son inmigrantes que carecen de atención médica. Si bien la política nacional puede dividirse en debates polémicos sobre inmigración y aborto, Bennett dijo qua nivel local esas “divisiones en la parte superior” dan paso a las necesidades prácticas en el terreno.
*Con información de la revista Crux*