¿Tiendes a alejarte cuando empiezas a encariñarte con alguien? ¿Sientes miedo al pensar en formalizar una relación? Eso que solemos llamar complejo de ‘Peter Pan’ en ocasiones puede esconder un problema mayor. Se llama filofobia. ¿Definición? El miedo a enamorarse. Traducido al día a día: huida del amor, del cariño, por miedo, principalmente, a sufrir. Y es que el amor incluye entrega, y en una distorsión de sentimientos puede haber personas que le tengan más miedo a esa supuesta parte ‘negativa’ que a la positiva. La que nos carga de ilusión, nos llena y nos acerca a la felicidad.
Pero al igual que todas las fobias, tiene cura. Y saber identificarla es parte de la solución.
Los psicólogos recuerdan que la filofobia suele aparecer en personas que arrastran algún trauma. Es decir, que dicho comportamiento tiene un origen. Y en ese sistema de causa-efecto, la respuesta no es más que un mecanismo de defensa ante la supuesta angustia de revivir un hecho doloroso anterior. Puede ser desde un episodio muy grave hasta un desamor en la juventud. Como en todo, hay grados.
Por eso, recuerdan los expertos, es fundamental hacer frente a los ‘duelos’ tras las rupturas, por muy pequeñas que las consideremos. En este mismo sentido, los pequeños síntomas de esta fobia pueden lucharse desde dentro, recordando que el miedo al amor conlleva la soledad y, en casos extremos, depresión.
Estas son las recomendaciones que nos dan los psicólogos:
1. No tener miedo a los problemas
Es uno de los principales miedos ante cualquier relación: los desencuentros. Pero ¿cómo seríamos de aburridos si nunca discrepáramos con nuestra pareja? Lo importante es comunicar, desde el respeto, nuestro punto de vista. No cerrarnos, sino todo lo contrario. No fingir por no discutir, porque eso hiere, a la larga, más que exponer nuestro parecer. Más que esconder los problemas hay que aprender a negociar, a afrontarlos.
2. Conocer tus valores
Parece fácil, pero conocerse a sí mismo en una de las tareas más difíciles a las que podemos enfrentarnos. En esta vida rápida que a veces llevamos no nos paramos a pensar qué somos y cuáles son nuestros valores más firmes. Hazlo. Te ayudará a afrontar tus cuestiones de pareja y todo tu día a día con más fuerza y determinación.
3. Acude a un terapeuta si no ves salida
Pero en casos más agudos, cuando hay manifestaciones físicas, como temblores y sudor en las manos, hay que acudir a un terapeuta. Cerrarse al amor es cerrarse a la sociedad, cuando estamos destinados precisamente a lo contrario. Destinados a amar, a dar, a compartir. Y a hacerlos sin miedos, sin ponernos muros. Porque la filofobia aunque se manifiesta al estar con otros es un muro interno. Y aún con ayuda, sólo puedes derrumbarlo tú. Para recibir seguridad y amor de otros primero tienes que estar dispuesto a recibirlo y por supuesto, a darlo. Ambas son acciones que nos completan, no que nos restan. En ocasiones, el amor se interpreta de forma errónea y con ello se crean ideas egoístas. Con esta fobia se cumple una de las máximas de la vida: para estar bien con otro, primero tienes que estar bien contigo mismo.
Y cuando hayas superado la filofobia, y estás dispuesto a enamorarte, te convendrá conocer las 5 fases del amor. Descúbrelas en esta galería: